Este martes 19 de abril, Alfonso Fernández Mañueco ha sido reelegido como presidente de la Junta de Castilla y León. El acto ha contado con la presencia de la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, la vicepresidente segunda del Congreso, Ana Pastor y el expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Además, hemos podido ver a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quién, como es habitual, no decepciona, y ha mostrado su alegría porque Castilla y León sea una Comunidad "socialismo free". 

Ayuso sigue haciendo alarde de no tener ningún complejo, cosa que no podemos afirmar del líder de los Populares, Alberto Núñez Feijóo, el gallego es un hombre ocupado, y tenía una cita ineludible con los sindicatos -perdón, quería decir con la CEOE de Garamendi- que le impedía asistir a la investidura de Mañueco. 

Recados a su ausencia no han faltado. Así, el líder de Vox, Santiago Abascal, afirmaba que si bien "No me corresponde a mí juzgar las agendas de otros líderes, pero no dudo del apoyo de Feijóo a sus líderes territoriales", a su parecer "No había sitio más importante en el que estar hoy".

Tanta cordialidad con el señor Feijóo no ha mostrado el Gobierno. Yolanda Díaz ha afirmado que Feijóo es un "gran escapista", y que intenta tapar sus vergüenzas, "se avergüenza de ser del PP". Isabel Rodríguez, portavos del Ejecutivo, en rueda de prensa tras la celebración del Consejo de Ministros, ha insistido varias veces en la misma idea:  "Podemos comprender que Feijóo no ha ido para tapar sus vergüenzas por permitir lo que ha permitido. Está claro que está de acuerdo con la conformación de ese gobierno y lo que significa y no ha ido para tapar sus vergüenzas porque sabe que va en dirección contraria a la derecha moderada europea". 

Pero Rodríguez mandaba un mensaje de tranquilidad: "El Gobierno está allí, asiste a la toma de posesión, para trasladar un mensaje de tranquilidad a los castellanoleoneses, para decirles que el Gobierno va a estar muy atento". Es decir, que Pilar Alegría estaba en Castilla y León para vigilar el acto de investidura... hay que tener cara. Es la propia Alegría la que ha mostrado dos caras, en el acto nos deleitaba con un discurso de lo más moderado, y le deseaba a Mañueco "todo el éxito que pueda alcanzar en su gestión porque eso redundará en la calidad de vida y castellano y leoneses y sus legitimas expectativas de futuro". Pero al finalizar la toma de posesión de Mañueco, la ministra, en rueda de prensa, cambiaba su discurso, criticando a Feijóo, porque haya preferido poner la "alfombra roja" a la "ultraderecha" en Castilla y León mientras el resto de partidos conservadores de Europa la ponen un "cordón", y en su papel de Inspector Gadget, ha advertido de que el Gobierno estará "muy vigilante".

Todo apunta a que Feijóo no quería la foto con Abascal, ya lo hemos dicho, el quiere un pacto de legislatura con el PSOE, puerta que el pasado lunes parecía que cerraba Pedro Sánchez. En su cita medática con Griso, el presidente del Gobierno subrayó que “Vamos a ir a fórmulas de gobiernos de coalición [...] Hay dos opciones. O hay un gobierno de coalición progresista, liderado por el PSOE con lo que represente el espacio de Yolanda Díaz o gobierna el PP con la ultraderecha”.

En resumen, Mañueco ya es presidente de la Junta de Castilla y León, y lo será, si su pacto con Vox resiste, durante los próximos cuatro años. Durante este tiempo, contará con Juan García-Gallardo como vicepresidente, y Vox estará al frente de tres consejerías. Los consejeros elegidos son, para Agricultura, Gerardo Dueñas, al frente de Cultura, Gonzalo Santonja, e Industria y Empleo, Mariano Veganzones.

Además, ante los rumores de que García-Gallardo iba a ser un vicepresidente florero, ha sido el propio García-Gallardo es que ha desvelado algunas de sus competencias, entre las que se encuentran: la presidencia de la Comisión Delegada del Gobierno (Asuntos Económicos) y de la Comisión de Simplificación Administrativa, el Comisionado de las Víctimas del Terrorismo y la supervisión del Plan de Medios y publicidad institucional.

Aún está por ver los principios y valores irrenunciables del ya vicepresidente Castilla y León, sigue la sombra de la sospecha de si Vox negocia por puestos o por ideas, y si ganará su vertiente cristiana o su versión falangista. Ya lo dijimos, esperemos que el programa de la formación no sea papel mojado como pasó en Madrid, y que Vox esté a la altura de sus principios

Un ejemplo: Santonja es un antiguo comunista, ideal para adoptar una visión humanista de la cultura. De humanismo cristiano, mejor no hablamos. Claro que a lo mejor se trata de un converso furibundo.