Acuerdo pesquero en la Unión Europea. La negociación empezó fatal pero, al final, se salvaron los trastos, salvo en especies, como la caballa, donde en efecto, conviene darle un descanso al mar. 

Ahora bien, hay que impedir que las flotas africanas, sobre todo la marroquí, se burlen de Europa y, al tiempo, crear viveros en el mar, piscifactorías marinas. 

Al parecer, no hemos olvidado de que el Mediterráneo tiene dos riberas, la norte y la sur, y la ribera sur no tiene que someterse a las tremendas exigencias medioambientales de la Unión Europea, que esteriliza cualquier crecimiento económico.

Seguimos en el modelo de la Política Agraria Común (PAC) que no busca producir más, mejor y más barato gracias al ingenio humano y la reducción de normas regulatorias, sino mantener artificialmente la renta de agricultores.

En suma, ¿el acuerdo de pesca de Luis Planas es bueno? Sí, lo es, pero no va al fondo de la cuestión. La PAC es, de suyo, mala: no se puede pagar por dejar de producir.