En el acuerdo se contempla la Presidencia de las Cortes, que el Partido Popular ha cedido a Vox, a cambio de garantizar la gobernabilidad de Alfonso Fernández Mañueco.

Además, Vox ostentará la Vicepresidencia, a cargo de Juan García Gallardo, y tres consejerías del Gobierno de coalición. La Junta estará compuesta por diez consejerías, siete de ellas se las quedará el PP, así como la presidencia.

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El acuerdo se ha cerrado en el último momento, poco antes de que comenzara el acto de constitución de las Cortes, así lo anunciaba el propio Mañueco en su perfil de Twitter: “Hemos llegado a un acuerdo de legislatura con Vox sobre la base de un programa al servicio de las personas de #CYL y que permita un gobierno estable y sólido con pleno respeto al orden constitucional y al Estatuto de Autonomía de Castilla y León.”

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Por su parte, García Gallardo, confirmaba: “Celebramos hoy un acuerdo sensato, sin ganadores ni perdedores. Hagamos entre todos, con voluntad de diálogo y de acuerdo, una legislatura provechosa para los ciudadanos. Servir a Castilla y León debe ser nuestra forma de servir a España.”

Con este acuerdo por primera vez Vox entra como socio en el Ejecutivo, y se ven cumplidas las exigencias de puestos que tenía la formación. Pero vamos a lo importante, porque durante este mes parece que Vox ha luchado más por los puestos que por sus ideas y su programa.  

Recordemos que el programa de Vox para las elecciones de Castilla y León se reivindicaba la libertad frente a las "imposiciones progres" y fomentar la riqueza y la diversidad cultural. Incluían eliminar subvenciones a sindicatos y patronales, la bajada o supresión de los impuestos a Pymes, autónomos o familias. Frenar las políticas de enfrentamiento y desigualdad, como el decreto de memoria histórica y democrática o el proyecto de ley LGTBI. Así como: "Proteger el derecho de las familias a elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos, desalojar a los activistas políticos de las aulas y garantizar, mediante el cheque escolar, la igualdad de oportunidades en la enseñanza”.

Esperemos que el programa de la formación no sea papel mojado como pasó en Madrid, y que Vox esté a la altura de sus principios

Eso sí, la izquierda está escandalizada: los ultras han entrado en un gobierno autonómico. No como en el Gobierno central del propio Sánchez, donde no hay ultras de ningún tipo.

Y no han sido los únicos en montar en cólera, el demagogo de Donald Tusk, presidente del Partido Popular Europeo (PPE), ha expresado: "Para mí ha sido una triste sorpresa. Pablo Casado era una garantía personal de mantener al Partido Popular en el centro derecha evitando este tipo de coqueteos con los radicales, con movimientos de extrema derecha como Vox"