El último atentado -balance provisional de cinco muertos y más de 30 heridos- puede terminar con la paciencia judía, en un momento clave tras la alianza entre el derechista Ariel Sharon y el laborista Simon Peres. El atentado, sufrido en la ciudad israelí de Netanya, ha sido reivindicado por la Jihad Islámica, pone en entredicho la capacidad del líder palestino Abu Abbas por controlar a los grupos más radicales, precisamente una quincena después de que los palestinos consiguieran su histórico control del paso fronterizo con Egipto.

Por otra parte, Abbas tampoco consigue controlar los ataques palestinos contra los cristianos residentes en los territorios controlados por sus fuerzas, especialmente en la ciudad de Belén, que está sufriendo una verdadera despoblación de católicos, la población más abundante.