Sr. Director: Antes, aquí en Cataluña, no se hablaba de romper con España, ni se decía que la única lengua propia de Cataluña era el catalán. Se decía, que el catalán era una lengua en peligro y que había que defender su normalización. Los catalanes que tenemos raíces fuera de este territorio, defendíamos la inmersión, lo hacíamos por dos razones: porque entendíamos que formaba parte de la identidad del pueblo catalán. Una identidad que no excluía el castellano. Y porque nos sentíamos acogidos por este pueblo, sin tener que renunciar a nuestra condición. Hace tiempo que las cosas han cambiado. Hace tiempo que "los otros catalanes" nos sentimos en cierto modo excluidos. Sentimos que rechazan nuestra españolidad. Dos noticias relacionadas con la posible obligatoriedad de dar alguna asignatura en castellano, me han dejado preocupado. Me refiero a estas dos: 1) Un militante de CDC se muestra muy crítico y ofensivo con unos padres de Mataró, que piden más castellano. "Si su hijo se queda solo a la hora del patio, será culpa suya!", decía el militante mencionado.  2) El ministro Wert ha sido insultado por un diputado porque, en su defensa del idioma del Estado, ha hecho una mala comparación. "Fanático, ignorante, mala persona!", decía el diputado catalán. Martín Martínez