Si hay que elegir el menos malo, prefiero a Draghi. Al menos, no ha perseguido a los dos únicos países que defienden principios cristianos: Polonia y Hungría
El italiano Mario Draghi, primero banquero de inversión, luego gobernador del Banco Central Europeo (BCE), finalmente primer ministro de Italia con una alianza donde figuraban hasta el antiguo PCI, le disputa la presidencia de la Comisión Europea, que saldrá de las próximas elecciones de julio, a Ursula von der Leyen, que ya se ha postulado.
Curiosamente a Draghi le apoya la premier italiana Giorgia Meloni, que fue quien le echó del Gobierno.
En cualquier caso, se supone que el Partido Popular Europeo (PPE), la democracia cristiana que forjó la Europa de la posguerra y que lanzó la UE, y a la que ya no le queda nada de cristiana, ganará las elecciones de junio y pondrá sobre la mesa en nombre del ganador. Ahora bien, ¿Draghi frente a Von der Leyen para presidir la Comisión Europea? Me quedo con ninguno de los dos.
Quizás con Draghi porque lo de Von der Leyen, persiguiendo a los dos únicos países europeos, Polonia y Hungría, que aún mantienen los principios fundadores de Europa, principios cristianos, no tiene pase.