El declive del vicepresidente segundo en funciones, Rodrigo Rato, comenzó en septiembre cuando el cuaderno azul se abrió y su nombre no estaba en él. El autor del gran éxito del 'aznarato', el milagro económico español, quedaba fuera del "dedazo" de Aznar, pese a contar con equipo y proyecto. Un equipo que, por cierto, ha quedado fuera del "nuevo PP" de la fontanería.

Rato buscó entonces un refrendo de Rajoy que nunca llegó. El 14-M fue una puntilla difícilmente soportable y "fácilmente identificable" en el rostro del Ministro de Economía. Quedaba la salida airosa de la dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI), torpedeada por la vecina Francia y la venganza de Zapatero. Aunque Rato no pierde la esperanza y se autoproclama candidato para el FMI, ahora sólo queda el encabezamiento de las listas a las europeas con las encuestas de frente y las expectativas populares de resarcirse moralmente del varapalo del 14-M.