Convencimientos y certezas, esta es la cuestión por la que la sociedad se mueve a la hora de tomar decisiones “políticas” para posicionarse a izquierda o derecha. Son convencimientos, aquellos planteamientos que se adquieren a través de la experiencia de vida pero que son claramente ajustados a los criterios personales y que, como tal, son variables a fin de dar gusto a su conveniencia; mientras que las certezas son las evidencias que no admiten discusión, excepto para los ideólogos y sus serviles pacatos que les siguen allá a dónde vayan.

Y todo esto tiene que ver con el clima político que los líderes generan especialmente en los momentos pre electorales. Por un lado, está Pedro Sánchez que, a pesar del hormigón con que protege la soberbia y vanidad que le caracterizan, sigue recibiendo aluviones de desafectos públicos ya sea por pitadas, abucheos o frases que le sitúan en el centro de la diana de risas, burlas y malos deseos como la última que incendia las redes de “Por 7 votos el culo roto”, una crónica política y popular que no dice nada más que verdades como puños sin el aterciopelado con que se andan en la bancada de la oposición. A Mariano Rajoy le dieron un bofetón en su tierra natal, Galicia, a Aznar le llaman asesino y Zapatero es pitado allá por donde va después de trece años desde que dejó la presidencia… ¿Por qué este desafecto de los españoles con sus políticos?

Sánchez, en caída libre, es el político más defenestrado de la democracia. Aunque Zapatero le va pisando los talones. Es verdad, que desde el principio se mostró como un sectario de libro y con un único objetivo: partir España para alcanzar la soberanía popular, gracias a la ejecución de una estrategia vertical, es decir, desde la política de estado hasta la base social donde formó una nutrida bolsa de votantes, que ejercen su derecho a voto desde el odio inoculado por ciertos manejos guerracivilistas y otra horizontal, que influye en la sociedad de manera transversal, a través de las manipulaciones del llamado género, que enfrenta a la sociedad con prácticas feministas como es el feminismo queer en sí mismo o la ley de violencia de género, procurando desigualdad ante la justicia entre hombres y mujeres. Pues a pesar de este personaje siniestro que fue José Luis Rodríguez Zapatero, que hundió a España económicamente y resucitó el fantasma de la guerra civil, la España de los rojos y los nacionales, los buenos y malos, el odio y la revancha… A pesar de esto, a Sánchez se le denosta más porque a todo lo de su patrocinador político hay que añadir la mentira, la corrupción de las instituciones y la creación de la democracia low cost, vendiendo votos y favores políticos para mantenerse en el poder sin haber ganado ningunas elecciones.

Junto a estos maliciosos políticos, también contamos con los nacionalistas de todas las tendencias, a los que sólo les interesa España para vivir a costa del esfuerzo de todos los españoles. Y esto no lo inventaron los socialistas. José María Aznar ya hizo uso de este chantaje con Jordi Pujol, al que le puso en bandeja la cabeza de Alejo Vidal-Quadras y los regalos de los primeros peajes fiscales y económicos a cuenta de los presupuestos generales del estado, es decir, de nuestros bolsillos. Y no se dejen llevar de la ilusión como la pobre Carmen Calvo, que dijo aquello de «estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie», porque el dinero sí tiene dueño, usted y yo, en manos de unos perversos administradores: los políticos.

No hace falta ser un experto en análisis social para darse cuenta de que España desde hace quince años o más, no ha crecido en ningún aspecto, excepto en la exigencia tributaria, que se aplica sin piedad, incrementado unos impuestos y otros. Sin ir más lejos, Sánchez en sus seis años de gobierno, ha subido los impuestos en 69 ocasiones y por diferentes gravámenes, asumiendo los españoles la carga fiscal más alta de Europa. Sin embargo, la calidad del ciudadano se ve mermada, por ejemplo, en las listas de espera de los hospitales, que ha crecido; la educación escolar es la de más baja en calidad desde hace 20 años; las carreteras no mejoran ni se mantienen… Y podríamos seguir. Mientras, las subvenciones clientelares a asociaciones, casi todas ellas de carácter ideológico no dejan de aumentar. O la dotación presupuestaria a algunos ministerios que han demostrado la máxima inutilidad, cuando no para todo lo contrario a su objetivo, como el Ministerio de Igualdad, que goza de un presupuesto de más de 500 millones de euros. 

Desde que Sánchez llegó al Gobierno, hace seis años, la calidad del ciudadano se ve mermada, por ejemplo, en las listas de espera de los hospitales, que ha crecido; la educación escolar es la de más baja en calidad desde hace 20 años; las carreteras no mejoran ni se mantienen

Y con todo esto, ¿se comprende que el desafecto de los ciudadanos vaya en aumento respecto de los políticos? ¿Que cada día que pasa, los ciudadanos consideran que la democracia no es la mejor forma de gobierno? ¿O que las instituciones -incluida la Casa Real- no nos representan a ninguno porque se representan a ellos mismos? ¿Y la justicia, último recoveco de cualquier ciudadano para sentirse amparado, sea manipulada al servicio de los que cometen los delitos?​​​​​​​ 

Mientras, titulares en la prensa alertan de que “La economía española será la más perjudicada de Europa por el cambio climático”. En resumen, dice la noticia que nuestra renta per cápita en 2049 será un 17,8% inferior por el calentamiento, según el Instituto de Impacto del Clima de Postdam. ¿Y no se pregunta nadie que a lo mejor la calidad de los políticos son más influyentes y menos plazo que el cambio climático para que los españoles estemos más perjudicados económicamente?

Diez mitos de la democracia (Almuzara) Alfonso Galindo Hervás y Enrique Ujaldón Benítez. Interesante ensayo que pone en negro sobre blanco algunos tópicos de la democracia ensalzada por el globalismo hegemónico, como una suerte de religión, que con los gobernantes y sus adláteres dejan por los suelos, pues se ha convertido en la forma tramposa de llegar al poder y no para una gobernación justa y proporcionada. ¡Muy recomendable!

La fuerza del relato (Sekotia) Luis María Ferrandez. Para comprender mejor por qué una sociedad moderna y avanzada tecnológicamente como es España y al mismo tiempo sea capaz de asumir todas las trampas, mentiras y corrupciones de los políticos, hay que pasarse por este magnífico ensayo y descubrir cómo se construye el discurso ideológico en la batalla cultural. Políticos, periodistas, medios de comunicación, etc, saben cómo tapar la realidad con una historia de tintes verídicos para que sigas feliz sin enterarte de qué sucede de verdad en la vida.

El poder de la influencia (La esfera de los libros) Verónica Fumanal. ¿Cómo se construyó la figura política de Pedro Sánchez? ¿Cómo creó Pablo Iglesias un nuevo partido desde cero? ¿Quién es más líder, Ayuso o Puigdemont? ¿Qué atributos llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca? ¿Cómo Isabel II recuperó el cariño del Reino Unido tras la muerte de Lady Di? ¿Cómo son los nuevos liderazgos (Milei, Meloni…)? Estas son cuestiones que tienen que ver con lo que necesita un líder en cualquier ámbito de la vida, y también con lo que precisa para no perder ese poder.