Insisto en la homosexualidad a la fuerza. La Casa Blanca se ha convertido anfitriona del lobby gay, como bien cuenta Noticias Globales. Mientras, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, anfitriona del Orgullo gay (orgullo de qué) ha lanzado un manifiesto homosexualista... que los homosexuales le han pagado con feroces críticas porque pretende aplicar la normativa sobre exceso de ruidos: ¡será fascista! La culpa la tiene usted, alcaldesa: no hay que acariciar a la víbora -y el lobby gay es una víbora peligrosa- porque te morderá la mano. ¿O es que esperaba usted que la víbora se mostrara agradecida Para el homosexualismo, usted siempre será una reaccionaria lamentable y por supuesto, homófoba.

Y luego está el espejismo colectivo, el autoengaño feroz sobre el lobby gay. Estamos ante la monumental estafa de lo políticamente correcto, con medio mundo alabando la homosexualidad, que es lo más antinatural del mundo. Por ejemplo, ya hemos olvidado que la sodomía provoca enfermedades. Me comenta un sanitario que están proliferando los casos de sida entre la comunidad homosexual. Al parecer, alguien se ha relajado en la prevención o el virus está mutando. Y es que lo inmoral es por definición, antinatural y la naturaleza se revela contra ello. ¿Cómo puede ser bueno algo que provoca patologías

Pero lo preocupante es el manto de silencio que rodea todo este evidente proceso de homosexualización. Ahora nos tragamos hasta las campañas más burdas sobre los perseguidos gays. Y el que no se las traga, aparenta tragárselas, incluido el inquilino de la Casa Blanca.

Distinguiendo: al gay hay que ayudarle a salir de su inframundo, a dejar el inferno gay. Y hay que hacerlo sabiendo que es una persona degenerada, y la degeneración moral afecta a la ética y a la estética. Porque del estallido homosexual, síntoma claro de agotamiento de la humanidad, todos somos un poco culpables. También los que, por no darnos el maltrato de enfrentarnos a la atmósfera dominante, preferimos callar y hablar de tolerancia, mientras condenamos a una parte de la humanidad al infierno, al infierno gay.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com