Es el capitán de los Ejércitos, la cúpula del escalafón castrense, pero aún así no ha suspendido su cacería en Bostwana hasta ayer. Hoy se encontrará con Bono para despachar sobre la gestión de la crisis desatada tras el accidente del Super Puma que ha provocado la muerte de 17 soldados españoles.

Está bien que SM dedique su tiempo libre a la caza. Está en su derecho de recorrer países exóticos en su afición particular. Pero estaría mejor si asumiera sus responsabilidades con mayor celeridad. Porque no es de recibo que mientras 17 españoles se dejan la vida en Afganistán en la lucha de establecer una paz duradera, el capital de los Ejércitos se encuentre de caza y no tenga la dignidad de suspender su afición para dedicarse a la obligación.