Según los norteamericanos, Teherán no logrará enriquecer uranio hasta dentro de dos años; los judíos reducen el lapso a meses. El primer ministro israelí anima Occidente a tomar en serio la retórica bélica de Teherán ahora, o nos veremos obligados a tomar en serio sus agresiones nucleares después. En Israel no preocupan los palestinos: preocupa la amenaza existencial iraní. No se trata sólo del enriquecimiento del uranio : Irán está a punto de lograr el misil Shahab-5, de largo alcance, capaz de portar cabezas nucleares y de alcanzar Europa y la Costa Este norteamericana. El mercado del petróleo sufre el riesgo geoestratégico del fanatismo

¿Ha comprendido Occidente el mensaje del primer ministro israelí, Ehud Olmert, ante el Congreso norteamericano? En Israel piensan que no. En primer lugar, los congresistas aplaudieron al máximo mandatario del Estado hebreo en sus referencias a la cesión israelí a los palestinos de más territorios en Cisjordania. Los enfrentamientos en Ramala entre palestinos y soldados judíos, así como el ambiente de guerra civil entre Al Fatah y Hamas, completaron el artificio : los grandes medios occidentales convirtieron el viaje de Olmert a Washington en una operación Palestina, cuando lo cierto es que Olmert no quería hablar de Israel sino de Irán.

Y eso que la alternativa europea al Programa nuclear del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, certificaba su defunción justo cuando Olmert se dirigía a los congresistas. Bruselas, en su línea habitual, pretende curar el cáncer con aspirinas, y ha ofrecido a Teherán ayuda económica y tecnología, en su mismo programa nuclear, con tal de que se destine a fines pacíficos. Teherán ya ni se preocupa en ocultar que su fin último es el armamento nuclear.

El problema es: ¿para cuando? Según los órganos de inteligencia norteamericanos, Irán llegará al punto irreversible, de no retorno, en dos años, pero la inteligencia israelí dice que esos dos años podrían quedar reducidos a unos pocos meses. No son de extrañar, por tanto, las palabras de Olmert en el Capitolio : Si no tomamos ahora en serio la retórica belicosa de irán, nos veremos forzados a tomar en serio sus agresiones nucleares después.

Para la inteligencia miliar israelí, la amenaza está en Irán, y, aunque aún es el tiempo de la diplomacia, el tiempo se está agotando. Irán ya dispone del misil Shahab-3 (o Shihab), de origen coreano, capaz de alcanzar Israel, pero es que puede conseguir, en muy breve plazo, el Shihab-5, capaz de alcanzar Israel, Europa y la Costa Este de los Estados Unidos. Han leído bien. Se trata de un misil que sale de la atmósfera y vuelve a entrar en ella. Si esos misiles llevaran carga nuclear, está claro que el panorama mundial daría un vuelco. Eso es lo que los judíos dicen que podría suceder en poco tiempo.

El Gobierno de Teherán advirtió el miércoles que Occidente recibiría una gran bofetada si ataca Irán. Veamos, las alternativas de ataque, si fracasa la vía diplomática, son tres: Bombardear, especialmente las instalaciones nucleares iraníes, pero esto es más difícil que en 1981 en Iraq. Los iraníes han aprendido del pasado, y no ponen todos los huevos en la misma cesta. La segunda es invadir, pero tras la experiencia iraquí, lo de Irán semeja un auténtico imposible. La tercera, claro, es responder con armamento nuclear a la amenaza nuclear. Eso, sencillamente, supone borrar Irán del mapa. Mejor no pensarlo.

El lenguaje diplomático hebreo no permite despachar alegremente ninguna posibilidad. Si hablan de amenaza existencial es porque el presidente Ahmadineyad ha pisado todos los callos: niegan el holocausto, afirma que va a barrer del mapa a Israel y los judíos piensan que es muy capaz de hacerlo- y es un fanático sin remedio cuyo único objetivo es la bomba atómica.

Además, agregan las mismas fuentes, el presidente iraní tiene un grave problema: necesita un enemigo externo porque sus enemigos internos recuerdan que aún no se ha aclarado la falsificación de votos en la primera vuelta de los comicios que le llevaron al poder.

Lo que está claro es que Israel no va a permitir que Washington y Bruselas se crucen de brazos, porque, evidentemente, saben que la primera víctima de un ataque nuclear iraní serían ellos.

Mientras tanto, el caso iraní ha dado un vuelco al negocio del petróleo. Es curioso, porque si uno habla con Repsol YPF o con cualquiera de las otras grandes petroleras, el riesgo geopolítico de Irán no se descuenta, o se descuenta a igual nivel, que los problemas en otras zonas del planeta, como puede ser Nigeria, o el mismo Iraq. Sin embargo, la Casa Blanca y el gobierno de Jerusalén tienen claro que el problema iraní afecta a todo Irán , a todo el Golfo Pérsico y a todo el negocio del petróleo tal y como hoy está montado. Esto no tiene nada que ver con los intereses personales de los miembros de la Administración Bush, especialmente del vicepresidente Dick Cheney, dado que sus intereses pecuniarios en el negocio del oro negro producen más resultados con un crudo carísimo, como es la situación actual, que con un crudo barato. Podríamos decir que, en este sentido, la tensión del proyecto nuclear iraní es lo más cercano a una conflagración nuclear desde la crisis de los misiles rusos en Cuba. No es casualidad el discurso de George Bush horas después de las duras palabras de Olmert, donde ya no hablaba de abrir un debate nuclear sino pura y simplemente de que Occidente no puede ya confiar en el mundo islámico, que puede caer en manos del fundamentalismo, más o menos anti-occidental, o del indigenismo populista que dirige el venezolano Hugo Chávez. Dicho de otra forma. Bush ya no habla de abrir un debate nuclear, sino de construir centrales nucleares.

El Fondo Monetario Internacional, que dirige el español Rodrigo Rato, es mucho más optimista. Considera que la época del petróleo caro durará, pero que eso no tiene por qué estrangular a Occidente. En efecto, el resumen de producción mundial de petróleo y lo que es más importante, de reserva probadas y de exportación (en gas, Irán es todavía más importante que en petróleo) que publicamos, facilitadas por el grupo Repsol YPF, permiten concluir como el FMI, que Irán no es una pieza clave del mercado, como no lo era Iraq. Como exportador, se sitúa en cuarto lugar, después de Arabia Saudí, Rusia y Noruega. Ahora bien, el riesgo geo-estratégico no se puede medir en cuadros, dado que una situación bélica en Irán podría contagiarse al resto del Golfo Pérsico, del que Occidente continúa dependiendo. Por otra parte, no olvidemos que el segundo exportador de crudo, y junto a Irán primer productor de gas del mundo, la Rusia de Putin, ha impedido, junto a China, que el régimen de Irán sea condenado en Naciones Unidas, e incluso se ha prestado a colaborar con Teherán.

En cualquier caso, esas misma fuentes israelíes insisten en la idea madre: Irán preocupa mucho más que la Autoridad Palestina por la sencilla razón de que constituye una amenaza existencial, a lo que se añade un propósito muy claro : Israel no va a permitir ser el banco de pruebas del fundamentalismo iraní ni tampoco el escudo de Occidente.

Otra fuente hebrea, afirma, asimismo, que la amenaza de Ahmadineyad, en el sentido de que si Irán es atacado, 50.000 suicidas se inmolaran en atentados terroristas, no es razón para quedarse cruzados de brazos: Los terroristas suicidas pueden causar dolor, pero no pueden destruir un Estado.