Al final, el BBVA ha perdido el partido en Italia. Los italianos han conseguido que se marche, pero siempre le puede quedar el consuelo de una buena plusvalía. Mantener ahora la pugna, cuado importantes bancos extranjeros han prestado su apoyo a la aseguradora Unipol, brazo armado del banco de Italia y del llamado Contrapacto, es una locura.

Alguien ha comparado el fracaso italiano del BBVA con el de Sacyr Vallehermoso cuando quiso controlar el BBVA. En ambos casos los asaltantes de toparon con la negativa del banco central respectivo. Italia sigue enrocada a la apertura bancaria, salvo que sea un banco italiano quien lleve la voz cantante.

En cualquier caso, y si bien al BBVA le ha servido para que los inversores confíen en él, el fracaso se atribuye siempre al presidente, en este caso a Francisco González. FG necesita un triunfo que haga olvidar el fracaso, de la misma forma en que su antecesor, José Ángel Sánchez Asiaín, quien se vio forzado una fusión con el Banco Vizcaya al fracasar su OPA hostil frente a Banesto.

Hasta un conejo tan dócil como el del BBVA podría comenzar a ponerle trabas a FG tras el fracaso. El presidente necesita un nuevo objetivo, cuanto antes. Sería mejor en Europa, pero el Viejo Continente está blindado : a lo mejor tiene que cruzar el Atlántico, otra vez, para obtener su pieza. O eso, o regresar a la obsesión FG, que son los dos bancos holandeses: ABN o ING. Lo malo es que estaríamos hablando de fusiones parietarias, es decir, las que no funcionan.