- Vivimos en época de puritanismo, de la corrupción televisada y de la crítica anónima por Internet.
- Y es que la justicia humana no da más de sí. Sólo aplican la ley.
- Y cada jueza (sí, la mayoría son mujeres) la interpreta como quiere.
- La clemencia no es asequible a la judicatura. A la televisión, menos. Tampoco a Internet.
Miguel Blesa se suicidó.
Mel Capitán se suicidó. Desconozco qué parte de culpa tuvo en el primero la
persecución judicial y televisiva (justa o injusta que en eso no entro ahora) sufrida por el expresidente de
Cajamadrid. Desconozco qué parte de culpa tuvieron las
presiones de los animalistas en la decisión de la cazadora
Mel Capitán.
Lo que digo es que vivimos en la era
del puritanismo de la corrupción. Y claro, como todo puritanismo,
estamos ante una gran mentira.
Se lo resumo en breves trazos:
Hemos convertido a los jueces en sacerdotes: en breve descubriremos que son verdugos.
Y es que la justicia humana no da más de sí.
Los jueces sólo aplican la ley. Y cada uno la interpreta como quiere. Otrosí: la clemencia no es asequible a la judicatura. La televisión menos.
Ahora bien,
no sólo hemos transformado a los jueces en sacerdotes sino que, además, vivimos la corrupción televisada y la era de las redes sociales. Cuando un señor entra en un juzgado delante de las
cámaras de televisión, como le ocurrió a
Miguel Blesa: ¿hay alguien, uno sólo de los televidentes, que confíe en su inocencia? Pues todavía no ha sido juzgado. Y ojo, todo ello en nombre de un objetivo tan bonito como la
noble lucha contra la corrupción. Una grandísima mentira, porque no se busca la justicia, sino la venganza.
Y también
vivimos en la era de las redes sociales. Nuestra cazadora era acosada desde esas redes por los chicos animalistas, esto es, ante de todos los animales menos el hombre,
proyecto gran simio incluido.
La clemencia no es asequible a la judicatura. A la televisión, menos. Tampoco a Internet.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com