Sr. Director:
Me refiero al Vaticano, porque hay lugares, creo que muy pocos, en los cuales puedes comulgar de rodillas y en la boca. Y esto no es una cuestión baladí. CRISTO ES LA IGLESIA Y LA DIVINA EUCARISTÍA ES CRISTO, POR TANTO CRISTO, LA IGLESIA Y LA DIVINA EUCARISTÍA ES LO MISMO, ES LA PRESENCIA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD. SI SUPRIMIMOS A CRISTO, TODO SE DISUELVE, NO QUEDA NADA. Dios es inmutable y no puede cambiar, si suprimimos algo, es como una Profanación al Templo Sagrado de Dios. Tengo el presentimiento que moriré sin haber visto que esta gravísima desacralización se suprima. ¿Qué puede ocurrir? No lo se, pero una sociedad sin Dios y una Iglesia mundanizada y desacralizada, no pueden tener buen fin. QUEDA UN RESTO, EL EJÉRCITO DE LA SANTISIMA VIRGEN CUYAS ARMAS SON LA CRUZ, EL SAGRARIO Y EL ROSARIO. SATANÁS SERÁ VENCIDO Y SE ESTABLECERA UNA NUEVA EPOCA ESPIRITUAL.