Lo ha dicho Yolanda Díaz, una vez que ese gran actor llamado Pedro Sánchez ha terminado sus cinco días de retiro con un victimismo realmente insufrible y asegurando que él continúa al frente del Ejecutivo a pesar del sufrimiento acumulado por la ola reaccionaria que se extiende por el mundo. La líder de Sumar, que es aficionada al melodrama pero no cuando la obra es protagonizada por otro, ha soltado esta interesante frase: "No nos han votado para convertir nuestros problemas en los suyos". Finas palabras, pero con mucha carga de profundidad, y pronunciadas por su coaligada de Gobierno. No se equivoquen, que sí que Yolandísima apoya a su presidente y le agrada que siga al frente del Gobierno... más que nada porque parecemos olvidar que si Sánchez hubiese dimitido todo el Gobierno estaría fuera. Algo que debe evitarse cuidadosamente.

Similar reacción la del portavoz del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Aitor Esteban, quien ha soltado aquello de que para decir que sigue no hacía falta el paripé de cinco días de profuda reflexión.

Ni para decir que sigue como presidente ni para dimitir. El precedente que tenemos en España, Adolfo Suárez, dijo que dimitía y punto. No se dio cinco días para reflexionar aunque a lo mejor llevaba pensándolo cinco meses. 

Pedro Sánchez ha cometido muchas barbaridades pero esta vez no se trata de una barbaridad. Esta vez lo que ha hecho ha sido caer en el ridículo. Y ese es un agujero del que resulta muy difícil salir. 

Sánchez no caerá por el PP, caerá porque sus aliados le retiren su apoyo. Porque se puede andar en contradicciones algún tiempo pero nunca todo el tiempo. 

Y el Sanchismo es una contradicción con patas.