Consejo de ministros del martes 30 de abril, primero tras los ejercicios espirituosos del señor presidente. Salen a escena nada menos que doña Pilar Alegría, como siempre, convencida durante el 'quinquenato' de reflexión de Pedro, de que podía ser su sucesora; la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz y el ministro de... dejen que recuerde, sí, de la cosa digital, José Luis Escrivá. Estaba allí de paso, pero es que necesita que le vean. Escrivá precisa que el presidente no se marche o que, antes de marcharse, le nombre gobernador del Banco de España, donde nadie le quiere, pero a él le apetece cargo. 

La importancia estaba en otras dos perlas. Ya hemos dicho que este Ejecutivo gobernar, lo que se dice gobernar, más bien poco. Las ideas que se le ocurren más bien se le escurren: resultan cada día más peregrinas y encima ellos se ven obligados a venderlas como históricas, que el Sanchismo hace historia cada día. 

Por ejemplo, Yolandísima ha recordado, con un leve reproche a la ministra portavoz, que la ministra de Sanidad, la 'sumarita' Mónica García, ha lanzado una "norma fundamental de la sanidad" española... es decir, en qué lugares, además de los actuales, se prohibirá fumar.

Yoli, a la que cada día le salen más memes en Internet intenta hacer, también, leyes históricas. Así, nos anuncia que enseguida reducirá la jornada laboral en media hoa, pero, atención, lo bueno viene ahora: reduce la jornada laboral pero, mucho ojo, ¡la reduce para aumentar la productividad! Y átenme esa mosca por el rabo.

Lo menos preocupante del pensamiento Yolanda es cuando intenta justificar sus acciones, buenas o malas, pero siempre finitas-. Porque claro reducir la jornada para mejorar la productividad es tanto como vender el coche para comprar la gasolina. 

Y es que mejorar la productividad, y con ella la competitividad, es cuestión abstrusa a la que pocos, muy pocos humanos, pueden acceder. El pensamiento Yoli no es asequible a mentes elementales. Si los cerebros afilados de Unai Sordo y Pepe Álvarez que, por eso mismo, se han buscado un lema para el 1 de mayo de lo más yolandista: "por el pleno empleo. Menos jornada y mejor salario".

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Turno para Pilar Alegría, la 'transformer' más acusada de todo el Sanchismo. De ser una chica educada y de buenas maneras ha pasado a ser una chica educada y con una mala uva, cosa fina. Pero se trata de otra mente brillante: tenía que decirnos que la regeneración democrática de Pedro Sánchez consiste en nombrar un Consejo General del Poder Judicial con todos los orcos de Mordor, todos sus aliados de investidura. Como el PP no pasa por el aro, hay que cumplir la Constitución por las bravas. Naturalmente en nombre de la independencia judicial, que es sagrada para el PSOE como todos sabemos. 

Se trata de repetir la hazaña del Tribunal Constitucional y disponer de un CGPJ que hará lo que diga el Gobierno: el cambio se hará en nombre de la independencia judicial y, por supuesto aquello de vamos a cambiar el CGPJ y luego cambiamos el sistema de elección de sus miembros, cambiemos el método, de tal manera que sean los jueces quienes elijan a los jueces y no el parlamento.

Ante esta premisa, doña Yolanda acude en ayuda de una circunspecta Alegría y recuerda que, según la Constitución, la justicia emana del pueblo... y claro, como el pueblo ha votado a Sánchez pues Sánchez y sus orcos de Mordor nombran a los que mandan en el poder judicial y a otra cosa, mariposa. Nunca había visto resumir la politización de la justicia de forma tan exquisitamente constitucional. La constitución da para mucho.

Al final, trabajando menos y dejando que el Gobierno decida por nosotros, llegamos a la España de Sánchez: país de vagos, país de esclavos.