La Seguridad Social ha tramitado 119.575 prestaciones por nacimiento y cuidado de menor en el primer trimestre del año,  55.973 prestaciones correspondieron al primer progenitor, habitualmente la madre, y 63.602, al segundo, lo que supuso un gasto de 888 millones de euros, nos cuenta el Gobierno muy orgulloso. 

Y sigue, el número de excedencias por cuidado de familiar asciende a 11.741; el 85% de las solicitantes son mujeres. 

En la actualidad, el permiso de maternidad y paternidad es de 16 semanas, seis de las cuales deben disfrutarse inmediatamente después del parto, el resto del tiempo puede disponerse en periodos sucesivos antes de que el bebé cumpla un año, durante esos periodos, el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) corre con el abono de la nómina del trabajador. 

El salario maternal sí que es de justicia, para compensar la discriminación laboral que para la mujer supone la maternidad y porque, además, lo más importante para la sociedad, mucho más importante de lo que pueda aportar el varón, es un hijo

Además de este gasto, el Gobierno corre con otro, la prestación por crianza, de 100 euros al mes por hijo y hasta los tres años (parece que los niños a partir de esa edad dejan de comer). Por lo que podemos concluir que una mujer que decide ser madre recibe del Gobierno de España el abono de su nómina durante 16 semanas y 100 euros al mes durante 3 años. 

Podemos simplificarlo con dos palabras: rácano y mezquino. En un breve repaso por la historia política española podemos contar que fue el Gobierno de José María Aznar en 2003 el que puso en marcha la prestación por crianza, que consistía en 100 euros al mes por hijo durante tres años para madres trabajadores, luego llegó Mariano Rajoy y lo extendió a las familias monoparentales con dos hijos, medida muy criticada por el PSOE de Pedro Sánchez de 2015. Para los socialistas era una "desigualdad" porque la 'generosa' ayuda no tenía en cuenta el "nivel de renta", como si tener hijos fuera una cosa de pobres o ricos. Después llegó el propio Sánchez y en 2023, con gran generosidad, amplió la prestación a todas las madres, trabajadoras o no. Se nos saltan las lágrimas ante tal medida histórica. 

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Dicho en otras palabras, en nada más y nada menos que 22 años, en un país que no sabe cómo pagar sus pensiones, en el que nacen menos de 300.000 niños al año, en el que hay más fallecimientos que nacimientos y el cual es líder de paro del mundo mundial, los sucesivos gobiernos sólo han sido capaces de hacer un cambio en las prestaciones de ayuda a la maternidad: pasar de 100 euros para madres trabajadoras a 100 euros para madres que trabajen y que no trabajen. ¡Toma ya!

Ojo, los culpables de esto son tanto los gobernantes de izquierdas como de derechas, ninguno ha sido capaz de implantar, ni siquiera plantear, el salario maternal. En el Día Internacional de los Trabajadores podría esperarse que Unai Sordo o Pepe Álvarez reivindicaran esta tragedia, pero claro, como mucho hablaran de la brecha salarial o del techo de cristal, porque a feministas no les gana nadie. Pero la realidad es que es la maternidad lo que discrimina a la mujer en la empresa, que no su capacidad, lo que hay que hacer es compensar esa discriminación femenina en el mercado laboral con un salario maternal.

En nada más y nada menos que 22 años, sólo ha habido un cambio: pasar de 100 euros por hijo al mes para madres trabajadoras, a 100 euros por hijo al mes para todas las madres... y hasta los tres años

El salario maternal sí que es de justicia, para compensar la discriminación laboral que para la mujer supone la maternidad y porque, además, lo más importante para la sociedad, mucho más importante de lo que pueda aportar el varón, es un hijo. Y eso hay que compensarlo. No, no hay que compensarlo igual para el varón dado que, por mucho que concilie, jamás un varón podrá hacer por la natalidad lo que hace una mujer. 

¿El problema? Ya lo confirmó Bustinduy a Hispanidad, han hecho los cálculos: un salario maternal en esas condiciones saldría en España por 12.000 millones de euros, es decir, sería muy caro. Aunque claro, es menos que un sólo pago de las 14 mensualidades que nos cuestan las pensiones contributivas, que ya superan los 12.600 millones de euros.

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