Siguiendo la tónica del sector, Abanca aprovechó los tipos de interés marcados por el BCE, actualmente en el 4,5%, para apuntarse un aumento del 49,2% del margen de intereses, que alcanzó los 376,6 millones de euros en el primer trimestre, según el comunicado remitido este lunes por la entidad. Las comisiones, sin embargo, se redujeron un 4,7% y no superaron los 72,8 millones.

El margen de intereses fue clave para que el beneficio del banco alcanzara los 158,4 millones, un 50,6% superior al de marzo de 2023, un aumento del negocio que, sin embargo, contrasta con el estancamiento -a la baja- del balance. Efectivamente, Abanca cerró el primer trimestre con un balance estancado en los 74.815 millones de euros, 14 millones menos que en diciembre de 2023 que, a su vez, marcó el segundo año consecutivo de descensos, con una caída de 1.200 millones. En 2022 la reducción fue todavía más importante: 4.450 millones de euros. Y todo a pesar de las compras realizadas en los últimos años: Bankoa y Novo Banco España en 2021, y Targobank y el portugués Eurobic en 2023, aunque este último aún no tiene el visto bueno regulatorio, que se espera para después del verano. Sea como fuere, que el balance se haya reducido en los dos últimos años a pesar de las adquisiciones no es normal.

Otra historia son los recursos fuera de balance -fondos de inversión y seguros-, que aumentaron un 13%, hasta los 14.720 millones. Las comisiones por gestionar estos recursos crecieron a su vez un 5% respecto a marzo de 2023.

Continuemos con la cuenta de resultados, que refleja un aumento del 47,2% de los costes regulatorios, que alcanzaron los 57,2 millones de euros, principalmente por el impacto de la tasa bancaria impuesta por el Gobierno. Así, el margen bruto aumentó un 27,6%, hasta los 421,8 millones.

La partida que también sufrió una modificación importante fue la de provisiones y deterioros, que se redujo un 24,8%, hasta los 16,1 millones. Seguro que no ha gustado en el Banco de España, que lleva ya muchos trimestres pidiendo prudencia a las entidades y que aumenten las provisiones para hacer frente a futuros impagos. A Escotet no parece preocuparle, ni la posibilidad de los impagos ni las peticiones del supervisor.