Sr. Director:
Los movimientos racistas o xenófobos se han alimentado históricamente de un odio hacia la comunidad judía que estalla periódicamente en momentos de crisis nacional. Francia vive desde hace un tiempo en una situación insurreccional, y convertir al judío en enemigo o simplemente sospechoso, es un recurso emocional que sirve a la movilización.
Frente a esto, la protesta cívica y pacífica, y la adopción de medidas políticas y legales en torno a las que se congreguen todas las fuerzas políticas y sociales, en mi opinión, debe ser efectiva. Quizás pueda servir también de base a ese gran debate nacional que Francia reclama y por el que muchos ya están trabajando.