Cada vez parece más claro que Occidente se equivoca en Siria. Bashar Al Asad no es un santo pero está luchando contra el fanatismo islámico, el mismo que asesina en Occidente. Y encima respeta la libertad religiosa de los cristianos, los grandes perseguidos. No parece el enemigo del mundo libre.

En tal caso, el enemigo del mundo libre es el fanatismo islámico que combate el ejército sirio, ayudado por Rusia.