Alberto Ruiz Gallardón es un líder político mediático. Por ello se entiende un señor que no trabaja para los vecinos de Madrid -que están de él, de sus obras, y de sus impuestos- hasta el gorro.

No es un alcalde popular pero el votante de derecho considera que no tiene otra alternativa: o Gallardón o el PSOE.

La gente que vota los valores no negociables -vida, familia, libertad de enseñanza y bien común- le consideran al mismo nivel que Zapatero. Están hartos de que reparta píldoras postcoitales a niñas y adolescentes y que presume de oficiar homomonios.

Nadie le aguanta pero eso al alcalde le trae sin cuidado. Para quien Gallardón trabaja es para los medios informativos. Es un líder mediático, y hay que reconocer que ahí se lo lleva de calle.

Zapatero es su alma gemela en la izquierda. En Europa tiemblan ante el  semestre de Presidencia española -1 de enero- y prefieren acelerar el nombramiento del chairman de la UE, que eclipsará las presidencias rotatorias. Y se que Europa no tiene piedad con él. El apelativo más escuchado sobre el presidente del Gobierno español es que resulta patético, palabra muy utilizada en todos los países miembros: El peor gestor de la crisis económica, el de mayor paro y encima, el más contento consigo mismo, con su permanente expresión de Mr. Bean adolescente.

Pero ZP también controla los medios. Especialmente la televisión.

No son líderes populares pero sí lo son mediáticos. Líderes que sonríen ante las cámaras y que endeudan más y más a los ciudadanos.

Cuanto antes acabemos con ellos mejor que mejor.

Eulogio López

eulogio@hispandiad.com