Sr. Director:
Ayer estaba en una reunión y una de las presentes comentó que hace unos días había asistido a la boda de una amiga.

 

Estarán pensandouna boda más. Sí, efectivamente, pero no una boda más como muchas otras. Esta chica según su ya mencionada amiga, había tenido anteriormente varias oportunidades e incluso posiblemente hasta económicamente en mejores condiciones. Pero ella no pensaba casarse por casarse hasta encontrar un chico que tuviera su misma formación, sus mismas creencias, ya que ésta es la única forma de poder vivir con armonía, concordia, paz, etc. Y, es que mucha gente no se casa a conciencia.

¿Qué ocurre? Que como el divorcio está tan de moda y es tan fácil conseguirlo, los hay que dicen probamos y sino lo que dure. ¡Qué pena!

Esta joven lo ha pensado muy bien, bueno lo ha pensado como hay que pensarlo y se ha preparado junto al hombre del que se ha enamorado, para llevar adelante el acto más profundo e inigualable, por el que dos personas se entregan plenamente y deciden amarse de por vida. Que si para conseguir un puesto de trabajo hay que esforzarse: preparar unas oposiciones, hacer un máster, estudiar tal vez algún que otro idioma y mientras más completo el curriculum más posibilidades tendrás de conseguir algo bueno. ¿Porque no para tomar la decisión de casarse y formar una familia?

El ser humano sólo es feliz cuando se empeña en algo grande, que efectivamente compense el esfuerzo. En realidad es lo único que merece nuestra dedicación: todo lo demás, todo, debería ser tan sólo un medio para conseguirlo.

El matrimonio no es algo que se utiliza cuando me sirve y si ahora me falla se rompe. Cuando el amor es verdadero, es incondicionado, no admite cláusulas de temporalidad, restricciones ni reservas. El amor total llena de verdad a la persona.

Esto es lo que han buscado estos jóvenes y ojala lo consigan para toda la vida. ¡¡¡Suerte!!!

Ana Carmen Trujillano