Sr. Director:
La prueba del carácter biológico del comportamiento ético está en la relación de beneficio mutuo y el altruismo como rasgos inherentes a la propia familia y al ser humano.

Esto nada tiene que ver con la idea de que la familia es simplemente un espacio vital y una suma de individuos. Lo propio de la familia es el amor que se traduce en el desvelo por los hijos o por los abuelos, los dos polos de la vida, incluso con privaciones por parte de los padres, lo que tiene un significado y es el fundamento de la eficacia biológica de la especie.

Es evidente que este comportamiento es genuinamente humano y ha sido determinante del éxito evolutivo del "Homo sapiens", siendo genéticamente favorecido y por tanto progresivamente implantado de forma natural en nuestra especie, sencillamente porque para la supervivencia es mejor la protección de la prole, la defensa de la vida y todo aquello que contribuya a la mejoría de las condiciones de subsistencia de la especie, como la educación, la atención, la generosidad y el cuidado de los hijos.

La sociedad no habría sobrevivido probablemente sin la experiencia de estos valores. Pero sobre todo para la supervivencia de la especie es necesario el respeto a la vida, a toda vida, de manera especial a la del engendrado y no nacido.

La familia, como institución natural, cultural y afectiva, debe considerarse inherente a la condición humana, patrimonio natural de la humanidad.

J.G.