¿Qué se puede hacer cuando los hijos de treinta y tantos años, económicamente independientes, se niegan a marcharse del hogar paterno? El director Tom Dey intenta aportar sus ideas en Novia por contrato, una comedia romántica, terriblemente comercial, pero que cuenta con algunos aciertos.

 

Tripp (Matthew McConaughey) tiene 35 años y sigue sin abandonar el nido familiar. Sus padres están desesperados y toman una decisión: contratan a una inteligente chica (Sarah Jessica Parker) que se dedica a esa curiosa labor: enamorar a autoadolescentes (también llamados despegue fallido y generación boomerang) a los que se encarga de convencer de que deben abandonar el hogar paterno.

 

Esta comedia de guerra de sexos, a pesar de que es muy frívola en su desarrollo y que contiene algunas situaciones de humor de sal gorda (las aficiones nudistas del papá de la criatura), tiene bastante gracia debido a los personajes secundarios. Fundamentalmente, a la extraña amiga de la protagonista (que recuerda a Miércoles, la sarcástica hija de la familia Adams). Esta chica, llamada Kit, resulta bastante pintoresca en su comportamiento social y vive obsesionada con un ruiseñor que canta en su jardín. Toda esa subtrama, totalmente surrealista, recuerda las famosas screwball comedies, las comedias alocadas de los años 30.

 

Los que vayan buscando alguna conclusión (o solución) al fenómeno de los adultoadolescentes también la encontrarán en Novia por contrato. Reparen, en una de las primeras secuencias de la película, en la diferencia de desayuno que la mamá prepara para su niño y para su esposo

 

Para: Los que disfruten con las comedias ligeras de guerra de sexos.