Recién termino Nadando contra corriente, libro colección de artículos periodísticos obra de Juan Manuel De Prada, editado en Buenas Letras.

Nota al margen: leyendo a De Prada caigo en la cuenta de que si quieres conocer la cosmovisión real de tu interlocutor, especialmente si se trata de un hombre público, no precisas de un largo test. Si andas mal de tiempo pregúntenle qué piensa sobre el aborto. Mano de santo, con eso basta. No diría lo mismo hace medio siglo: hoy sí.

De Prada se ha convertido, en España, en el pensador católico oficial, pesada carga que sobrelleva con dignidad. Y encima se trata de un cristiano sin apellidos, no afiliado a movimiento alguno. Este chico...

Jaime Campmany decía que vivía atado a la columna; ya lo ven, De Prada vive aherrojado por el deber de proporcionar criterio cristiano sobre la actualidad en tiempo real, en caliente. Y lo más agotador no consiste en proporcionar criterio cristiano sino responder a las majaderías cristofóbicas. Chesterton decía que sólo existían dos tipos de personas: cristianos y panteístas. Pero el maestro siempre sospechó que la modernidad caminaba hacia el manicomio y hoy se hubiera encontrado conque los dos bandos se han dedicado a cristianos y anticristianos.

No. De Prada no sólo habla del derecho a la vida, es decir, de la vida. Habla de moral, la única ciencia exacta aunque de interminable casuística. Le encanta zarandear los tópicos: el de la libertad sin referencia, el de la crueldad taurina... Es un currante del artículo que a la postre y, como todo intelectual con pedigrí, le basta con formularse una sola pregunta: ¿qué y cómo respondería a este dilema Jesús de Nazaret?

No se pierdan el artículo Gordos, una genialidad que empieza a abrirse paso: no lo duden, por la salud caminamos hacia la tiranía y ni siquiera por el mórbido placer del poder: de hecho, nosotros mismos pediremos las cadenas.

Al final, nos advierte De Prada, toda la ecuación, aparentemente inextricable, de la modernidad radica en la necesidad de elegir entre vida corta o supervivencia larga. Y a veces la vida arriesgada, una broma de la Providencia, resulta más dilatada.

El buen artículo de una página vale lo mismo que un ensayo de 600. Tiene exposición nudo y desenlace o, si se prefiere, tesis, antítesis y síntesis... si es un buen artículo.

Como ocurrió con Chesterton tras su muerte, a De Prada costará mucho rehacerle, porque es un escritor de artículos. Son pensadores de la sociedad de la información. Escriben la historia en tiempo real, lo que, no se crean, tiene su complejidad.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com