El Papa recibió la pasada semana en el palacio apostólico de Castel Gandolfo a los participantes en el XXXII congreso Federación Internacional de Medicina del Deporte (FIMS) en el que participan personas procedentes de ciento diecisiete países de los cinco continentes.
El Congreso tiene la preocupación del dopaje en el deporte.
Este tema es una de las preocupaciones de los organizadores del congreso a quienes el Santo Padre recordó que las personas de las que se ocupan son "individuos únicos y dotados de talentos, independientemente de sus capacidades atléticas, que están llamados a la perfección moral y espiritual antes que a la llamada de cualquier conquista física".
En efecto, San Pablo señala en su primera carta a los Corintios, que la excelencia espiritual y deportiva están estrechamente relacionadas, y exhorta a los creyentes a entrenarse en la vida espiritual.
Es increíble cómo Benedicto XVI es capaz de abarcar y analizar desde un punto de vista cristiano toda la actualidad y problemas sociales de nuestro tiempo. Siempre con rigor y sabiduría demostrando que a su edad es más que capaz de dirigir la Iglesia y enriquecerla día a día.
Por eso les dijo también: "lo mismo que el Señor, que se encarnó y se hizo hombre, cada persona está llamada a reflejar perfectamente la imagen y semejanza de Dios. Por eso rezo por vosotros y por los destinatarios de vuestra labor, para que seáis cada vez más conscientes de la belleza, el misterio y el potencial de cada persona humana, tanto si es deportista como si no lo es, tanto si tiene discapacidades físicas, como si no las tiene", finalizó el Papa.
Como persona dedicada durante muchos años al deporte estas palabras me llenan de seguridad de haber estado practicando y enseñando algo muy válido para los hombres.
Jaume Catalán Díaz