Don Mariano Rajoy le ordenó al ministro De Guindos: quiero que sanees la banca sin que quiebre ningún banco y sin que haya que aportar dinero público. Pues mire usted, don Mariano, eso no es posible. Conclusión: se le pide a la banca que se sanee y los que no puedan sanearse deberán ser ayudados, ocultando dichas ayudas públicas bajo el paraguas de una fusión.
Don Mariano Rajoy ordenó al ministro de Industria y Energía y alguna cosa más, don José Manuel Soria que solucionaría -o sea, anularía- el déficit de tarifa eléctrico, verdadera losa no ya del sistema energético español sino de las cuentas públicas del Reino de España, sin que subiera el recibo de la luz y sin cerrar el sector carbonífero español. Otro imposible, como el de la banca. Conclusión, Soria ha reducido un poquito, sólo un poquito, las vergonzosas subvencionas a los multimillonarios que explotan la energía termosolar y ahora se devana los sesos intentado una fórmula por la que se perjudiquen todos: clientes -la tarifa subirá, ya lo verán- eléctricas y renovables. El secretario de Estado de Energía, Fernando Marti es un tipo competente pero por ahora no ha probado su capacidad para hacer milagros. Desventajas de ser humano.
Don Mariano: tiene usted toda la razón: la herencia del Zapaterismo, ese agujero negro de la historia reciente de España, es pavorosa pero ello no faculta a don Mariano para exigir imposibles ni para engañar a los ciudadanos.
Hay que suprimir las ayudas a la banca -y si quiebran que quiebren, se paga a los depositantes y en paz- y hay que suprimir todas las ayudas al carbón y las energías renovables, y si se enfrenta usted a los poderosos y a los tribunales, pues habrá que hacerlo.
Eulogio López
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