Lo que pretende Brown, y también la señora Ángela Merkel, es un impuesto sobre el beneficio o sobre la actividad bancaria, es decir, lo que los españoles ya tenemos con el Fondo de Garantía de Depósitos. Lo que ocurre es que el FGD es muy poca cosa. Por ejemplo, nos hemos gastado la mayor parte de sus fondos acumulados durante años, en la quiebra de Caja Castilla-La Mancha, que no es precisamente el Citibank o el Santander.
El océano de liquidez en el que se mueven los mercados financieros del siglo XXI es de tal calibre que, al final, cuando los especuladores nos llevan a la crisis, como ocurrió en septiembre de 2007, sólo el Estado, es decir, todos nosotros, los inocentes, pueden salvar a los culpables, a los bancos, del agujero al que les han conducido sus actividades especulativas.
No, no hay que gravar la actividad bancaria sino la especulación. Los bancos hacen cosas muy buenas, por ejemplo, otorgar hipotecas a las familias para que puedan comprarse un piso o dar un crédito a un empresario para que cree puestos de trabajo. Luego existe una banca-II, la que se dedica a especular en la bolsa, soltando titulizaciones, CDO, financiaciones absurdas de capital riesgo, operaciones apalancadas que tienen como fin lógico el desguace de empresas lanzando bonos basura, etc. Todas estas actividades especulativas no ayudan sino que parasitizan a la economía real.
Por tanto, no hay que gravar con impuestos la actividad bancaria sino la actividad especulativa que realizan los bancos en las bolsas. Lo de Brown es una tontería, lo de James Tobin, el autor de su famosa Tasa, no lo es. Tobin pretendía grabar el mercado de divisas, uno de los más especulativos, que en nada ayuda a la producción y que la perjudica mucho cuando hace depender el comercio mundial, no de la eficiencia en la producción, sino del valor de la moneda en los mercados de cambio, valor que en buena parte crean artificialmente un conjunto de yupis majaderos al grito de compro o vendo.
Eso sí hay que gravarlo, con uve, y grabarlo -a b- con fuego en sus espaldas. Al parecer, no hemos aprendido nada, tampoco Gordon Brown en más de 30 meses de crisis.
Eulogio López
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