Sr. Director:
La gran fortuna que tiene y el poder de influencia salvaron de la cárcel a Strauss-Kahn
Y a la víctima, que carece de todos estos recursos, la dejó como una mujer indigna, despreciada y desvirtuada, ya que para salir en libertad se aplicó la ley del más fuerte que fue desprestigiar a la empleada del hotel de que había accedido voluntariamente a mantener relaciones sexuales.

Es indignante que un dirigente político gobernante como fue DSK, se le llegue a adjudicar el poder que se le ha dado.

Individuos que como éste no respetan los derechos a la dignidad de las mujeres, sólo se les puede dar el calificativo de MONSTRUOS.

Según sus antecedentes ha llevado una vida de gamberro, no solo el abuso sobre las mujeres, si no también por la infidelidad, que significa desprecio hacia su propia esposa y deshonra para las demás familias.

Con gobernantes como este no es de extrañar que el mundo esté corrompido ¿Puede algo bueno salir de lo que es imperfecto?

No es de extrañar que el mundo esté como está, con personajes así de dirigentes políticos, pero que la organización a la que pertenece sea de nombre socialista, cuando debería respetar y defender los derechos de las personas y en especial de los más indefensos, esto hace el caso más indignante aún, al tener a los propios monstruos para defender a las victimas. Un simple ciudadano por actuar como DSK, estaría en la cárcel y no dirigiendo ninguna organización legal, ya que es un individuo incluso reincidente.

Personajes indignos, tanto en la política como en lo social como en lo económico, han sido los que han hundido la socialdemocracia en Europa en beneficio de los especuladores. Llegó hasta tal punto que cualquier militante de un partido que tenga verdaderas ideas socialistas y las quiera poner en práctica es visto como una persona peligrosa dentro del propio partido, lo cual lo ven como suficiente motivo para impedirle prosperar en la política.

Los partidos políticos tienen que evitar que el mundo sea gobernado por sinvergüenzas irresponsables si verdaderamente quieren mejorar la vida de los ciudadanos.

Se han hecho leyes para proteger el derecho al honor y la intimidad de las personas, pero como dice el dicho de que "el que hace la ley hace la trampa", se está utilizando para proteger a los maleantes cuando debiera ser todo lo contrario, que es proteger a las personas honestas y honradas de las falsas difamaciones ya que son los únicos que merecen el honor.







Hilario Blanco