Aunque aumenta el número de huelgas, disminuye el número de personas involucradas.
España siempre ha tenido fama de ser un país conflictivo laboralmente (aunque luego ve uno las huelgas francesas y las españolas parecen de risa), pero los datos reflejan otro panorama. La conflictividad es mínima.
La CEOE ha dado el dato de que en agosto han tenido lugar en España 20 huelgas. Las horas perdidas serían un 0,01% del total de horas de trabajo mensuales del conjunto de trabajadores por cuenta ajena. En comparación con el mismo mes del año pasado, el número de huelgas había descendido un 4,76% y la suma de trabajadores que se sumaron al paro fue de -42,71%. Si analizamos los datos de los ocho primeros meses del año, las huelgas son un 0,20% menos, pero la suma de trabajadores desciende un 26,72%.
Estas cifras ofrecen dos datos significativos: por un lado que la idea de que España es un país de gran conflictividad laboral no es del todo cierta, pero por otro, que esto se puede deber a varias razones. Una sería que en medio de la crisis la gente tiene mucho más miedo a participar en una huelga por lo que pueda suceder (es verdad que el derecho a la huelga está recogido en los derechos del trabajador, pero con la lentitud actual de la justicia, si te echan de la empresa, aunque el trabajador recurra y luego le den la razón, a lo mejor no estás vivo para conocer el fallo) y otra que la figura de los sindicatos ha perdido toda su fuerza. Ahora se han convertido en palmeros de quienes les ofrecen subsidios y no defensores de los trabajadores, por lo que éstos no se ven representados y aunque pueda aumentar el número de huelgas, los trabajadores no dejan de ir a trabajar por ello.
Juan María Piñero
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