Se les exige billete de regreso, pasaporte con validez mínima de seis meses y demostrar que disponen de recursos económicos. España aplica las normas del acuerdo Schengen. No obstante, los cariocas están "dispuestos a negociar" sobre las nuevas normas para turistas españoles.Desde ayer lunes, los turistas españoles que viajen a Brasil deberán llevar -en lugar de sólo el pasaporte, como hasta ahora- un billete de regreso con fecha confirmada, un pasaporte con validez mínima de seis meses y demostrar que disponen de recursos económicos para mantenerse en el país.
La razón es que Brasil ha aplicado a los turistas españoles la "reciprocidad" en las exigencias a sus ciudadanos en las fronteras españolas, donde se les exige lo anteriormente citado aunque, según las autoridades españolas, se hace en virtud de las normas que rigen en el espacio Schengen.
Los brasileños aducen que en otros países europeos donde también rige el espacio Schengen no son tan rigurosos como los españoles, y que por eso no les han aplicado las mimas normas. Al parecer, su Gobierno también exige a los nacionales de EEUU, Canadá o México, por ejemplo, las mismas condiciones que estos países piden a los brasileños para entrar.
No obstante, el Gobierno brasleño "está abierto" al diálogo para volver a la situación anterior, en la que solo se le exigía el pasaporte a los turistas, ha dicho la directora del departamento de Comunidades Brasileñas de la cancillería, Luiza Lopes da Silva, a la Agencia Brasil: "Ahora cualquier medida será definida a partir de la reciprocidad. Estamos, inclusive, abiertos a volver al punto de partida, como era antes, cuando exigíamos sólo el pasaporte del (turista) español para entrar en Brasil".
Estaría bien que continuasen las negociaciones entre ambos países para solucionar el problema. Porque, por lo demás, España está aplicando la norma a la que se comprometió.
La verdad es que las reivindicaciones y la regla de la reciprocidad aplicada por Brasil parece justa (de hecho, es habitual seguirla en las relaciones internacionales). No obstante es una pena que se deteriorasen las relaciones entre ambos países, por lo demás excelentes, como lo demuestra la amplia presencia de empresas españolas allí y los turistas que visitan aquellas bellas tierras.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com
La razón es que Brasil ha aplicado a los turistas españoles la "reciprocidad" en las exigencias a sus ciudadanos en las fronteras españolas, donde se les exige lo anteriormente citado aunque, según las autoridades españolas, se hace en virtud de las normas que rigen en el espacio Schengen.
Los brasileños aducen que en otros países europeos donde también rige el espacio Schengen no son tan rigurosos como los españoles, y que por eso no les han aplicado las mimas normas. Al parecer, su Gobierno también exige a los nacionales de EEUU, Canadá o México, por ejemplo, las mismas condiciones que estos países piden a los brasileños para entrar.
No obstante, el Gobierno brasleño "está abierto" al diálogo para volver a la situación anterior, en la que solo se le exigía el pasaporte a los turistas, ha dicho la directora del departamento de Comunidades Brasileñas de la cancillería, Luiza Lopes da Silva, a la Agencia Brasil: "Ahora cualquier medida será definida a partir de la reciprocidad. Estamos, inclusive, abiertos a volver al punto de partida, como era antes, cuando exigíamos sólo el pasaporte del (turista) español para entrar en Brasil".
Estaría bien que continuasen las negociaciones entre ambos países para solucionar el problema. Porque, por lo demás, España está aplicando la norma a la que se comprometió.
La verdad es que las reivindicaciones y la regla de la reciprocidad aplicada por Brasil parece justa (de hecho, es habitual seguirla en las relaciones internacionales). No obstante es una pena que se deteriorasen las relaciones entre ambos países, por lo demás excelentes, como lo demuestra la amplia presencia de empresas españolas allí y los turistas que visitan aquellas bellas tierras.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com