Por eso declaramos que:
1) Es una realidad biológica que en la concepción, es decir en la unión del óvulo con el espermatozoide, comienza una nueva vida humana; un nuevo ser humano que ha de ser tratado con el mismo respeto que merece cualquier persona humana.
2) Todo aborto es un atentado contra la ley natural, la cual está por encima y es anterior a cualquier creencia religiosa. No matar es un mandato para todas las mujeres y todos los hombres, y no sólo para quienes profesan un determinado credo religioso.
3) Así como los médicos debemos actuar respetando la vida humana del no nacido siempre y en todos los casos, las autoridades públicas deben cumplir sus funciones conforme al orden natural, sin dar pie a la aberración de que algunos seres humanos puedan ser asesinados legalmente por otros, por muy crítica y dolorosa que sea la situación por la que éstos estén pasando.
Si la vida humana del no nacido -el ser humano más débil e indefenso- se somete a debates, a consensos o a negociaciones políticas, se priva de sustento a todos los demás derechos humanos.
4) La legislación positiva que en ciertos casos no penaliza el aborto, contrasta con la ley natural, y al no reflejarla se convierte en una legislación inicua que debe ser derogada y, hasta ese momento, resistida y no obedecida.
Por eso llamamos a la reflexión en vísperas del Bicentenario de la Patria. Es obligación de todos construir sobre el bien común y éste sólo se consigue edificando sobre leyes justas. Ninguna sociedad se sostiene sobre leyes inicuas.
Dr. Alejandro Nolazco, Presidente
Dr. Ernesto Beruti (h), Vicepresidente
Dr. Antonio Catalán Pellet, Secretario
jcs@arnet.com.ar