- El ataque de Pablo Iglesias a SM el Rey no es casual: hay que evitar que la demagogia podemita se desinfle.
- Porque el principal enemigo de Pablo Iglesias es su inequívoca tendencia de hacer el ridículo.
- Porque todo se está desinflando: lo primero, la estructura territorial; lo segundo, el espíritu del 15-M.
- Y además Pablo Iglesias considera que sólo el leninismo puro y duro puede sobrevivir.
- Se buscan nuevos móviles: aunque sea la independencia de Aragón.
Apertura de legislatura.
Pablo Iglesias (
en la imagen), cada día más parecido a
Alejandro Lerroux, el rey de la demagogia durante la
II República, asegura que sus diputados no acudirán a la recepción tras el discurso regio. Vamos, que le dan plantón al rey
Felipe VI en el inicio de legislatura.
Y es que ¿qué está ocurriendo?
Está ocurriendo que el tinglado podemita se está desinflando, sólo sobrevive gracias a la crisis del PSOE y un conjunto de alianzas, cada vez más majaderas. Por ejemplo, con todo tipo de
grupos independentistas, simplemente raros. El leninismo podemita deja de dar miedo para empezar a hacer el
ridículo y, encima, el partido se parte en una especie de federación ibérica que recuerda los chistes de la
Transición.
Así que ahora hay que buscar la
III República, es decir, acabar con la Monarquía.
Pablo Iglesias está convencido de que sólo el leninismo puro y duro puede triunfar y por el leninismo entienden, naturalmente,
aliarse con todas las contradicciones posibles: secesionistas, antisistemas,
violentos de distinto signo y los restos del
naufragio socialista. A todos ellos la figura de la Monarquía les importa más bien poco, y
además no tiene coste electoral alguno.
Es el nuevo conejo que don
Pablo Iglesias se ha sacado de la chistera: la
III República: a ver cuánto dura.
Lo que está claro es que la estructura territorial de Podemos se está diluyendo, con una facción andaluza
que se constituye en partido y con un rebaño de egos repartidos por la geografía española, más difícil de administrar. Don
Pablo Iglesias buscaba un objetivo común para tantos y tantas 'sensibilidades'. Cree haberlo encontrado con el espantajo de la
III República.
Porque el peligro para
Podemos no radica ni en la derecha ni en la izquierda, sino en su enorme capacidad para
hacer el ridículo.
Y si no, reparen en
Pablo Echenique hablando de abrir un
proceso constituyente en Aragón. Sí, han oído bien, Aragón independiente. La verdad es que con la historia en la mano, tendría más sentido que el separatismo catalán o vasco.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com