- El banco gana un 15,4% menos en el primer trimestre del año.
- Ni siquiera ayuda la alegría del mercado hipotecario de los últimos meses: los préstamos caen un 7,6%.
- Lo único que se salva es el incremento de los depósitos, fruto de la mejora de la economía en general.
- ¿Solución? Otro plan de ajuste.
- Pero no es suficiente para remontar el vuelo.
- Al final, Menéndez deberá elegir: o fusión o ampliación.
Liberbank se encuentra en un
proceso de restructuración brutal, con malos márgenes de intermediación y con una capacidad limitada para captar comisiones. Esto deriva en una evolución de la cuenta de resultados que tan sólo se libra por la ligera reducción de la ratio de morosidad, dato que, en cualquier caso, no es como para tirar cohetes. Calificar de alentador el futuro de este banco teniendo en cuenta el comportamiento de otras entidades financieras, no hace sino apoyar la idea de que, al final, la
concentración del sector va a ser un mal menor si la alternativa son más rescates. Y la bancada azul tiene experiencia en ello.
Los
datos difundidos este jueves son inquietantes los mires por donde lo mires. Una
reducción del 15,4% del resultado, con un total de 32 millones de euros como consecuencia de una
caída de los ingresos, que prácticamente se reducen a la mitad, y unos gastos en tarifa plana son una antesala suficiente para proponer
otro plan de ajuste. Y no es para menos,
el resultado de las operaciones financieras se reduce en un 72%. Si Ud. trabaja en la entidad asuma que la reducción de costes -de personal y generales- en lo que resta de año y en 2018 es algo, no sólo inevitable, sino más bien deseable. Dense cuenta de que el
margen de intereses se ha reducido en un 12,2%, hasta los 102 millones de euros; y de que l
as comisiones han descendido igualmente en un 11,8% por lo que, al final, los ingresos totales se han reducido en un 46%, situándose en 178 millones. Lo único que les salva son las
nulas dotaciones de deterioros durante el trimestre. Si hubiera hecho algo parecido al Popular otro gallo cantaría, y tendríamos otro banco en venta.
Añadan a lo anterior que
los gastos están en una tendencia plana, pese al plan de ajuste de su estructura, con una reducción de personal del 23% y una reducción del 16% de las oficinas, hasta las 868 actuales. Los costes de administración se han llevado el 55% de los ingresos.
En el terreno de
las inversiones la cosa todavía pinta peor. La cartera de préstamos se reduce en un 7,6%, hasta los 22.728 millones, y ello pese al mercado hipotecario más alegre de los últimos meses. Lo único que les salva es el incremento de los depósitos de los clientes, dato en el que seguramente poco han tenido que decidir los gestores de Liberbank, siendo responsabilidad del mejor comportamiento de la economía.
La morosidad es el gran lastre. Uno no puede olvidarse de sus orígenes, y tener aún una morosidad del
13% es bastante, por mucho que se haya reducido desde el 19,4%, que era una barbaridad. Liberbank espera reducir tales importes hasta el 11%, e incluso al 7% en 2018. Pero es que un 40% de deterioros en los inmuebles y un 28% de cobertura del saldo de dudosos es complejo de gestionar. Es mucho prometer cuando tu presente está en entredicho y los datos te obligan a anunciar un nuevo plan de ajuste.
Lo único que salva los datos es su ratio de solvencia situado en el 11%
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Con estos datos, ahora viene lo complicado: ¿Con qué acompañamos el plan de ajuste? O
Manuel Menéndez se plantea
fusionar el banco, para lo cual tendrá el beneplácito del ministro Luis de Guindos,
o amplía capital, que tal y como están las cosas no creo que atraiga a muchos interesados. Y si encima coincide con la emisión del Popular veremos cuál de las dos entidades lo hace peor. En cualquier caso, la rentabilidad y la gestión de Liberbank no mejorarían con una ampliación, por lo que el consejero delegado
tiene compleja la situación. O cambia el negocio o su futuro está muy negro.
Rodrigo de Silos
rodrigode@hispanidad.com