Séptima entrega de esta conocida saga que tiene la velocidad automovilística como máxima. En esta ocasión ha tenido el hándicap de terminar de rodarse tras la muerte de uno de sus principales actores: Paul Walker, precisamente fallecido en un accidente de coche.

Ha pasado un año desde los últimos acontecimientos y el indulto de Dom y Brian ha propiciado su regreso a Estados Unidos pero, curiosamente, ambos se encuentran personalmente "descolocados". Dom suspira porque su amada Letty recobre la memoria mientras que Brian intenta aceptar la vida doméstica junto con Mia y su hijo. Lo que ninguno de los dos imagina es que van a tener que enfrentarse a un letal asesino que desea venganza.

Tan espectacular como increíble, para disfrutar de esta película, el espectador medio deberá "admitir" que los automóviles no sólo están diseñados para correr por la carretera sino que pueden ser capaces incluso de volar (en el sentido literal), si la situación lo exige. Ríase usted de las "fantasmadas" que aparecen en sagas como James Bond o Misión Imposible.

En cuanto a  los efectos digitales no sólo se han utilizado en secuencias espectaculares como las que transcurren en los altos rascacielos de Abu Dhabi, igualmente han resuelto con sobresaliente la digitalización del rostro del hermano gemelo de Paul Walker que le ha sustituido en las escenas rodadas póstumamente.

Toda la película, como las anteriores entregas, tiene cierto tono macarra que desprenden sus principales personajes. No obstante, hay indicios de que el equipo de actores de la película eran realmente amigos, de ahí que resulte emocionante, y esté bien integrado en la trama, el homenaje que se hace al fallecido Paul Walker.

Para: Los incondicionales de esta saga