La obsesión de Pedro Sánchez por sacar a la momia de Franco del Valle de los Caídos empieza a resultar un episodio nacional de lo más interesante.

La vicepresidenta Carmen Calvo ya es la segunda vez que miente. La primera, cuando aseguró que el Vaticano le había dicho que no quería a Franco enterrado en la catedral de La Almudena. Y claro, como en el viejo chiste, resultó que no había dicho nada.

La famosa carta de monseñor Parolin no dice otra cosa, tal y como insinúan el Gobierno Sánchez y El País

Ahora, con una filtración al diario El País, Calvo vuelve a inventarse una petición de el Vaticano, apoyada por El País de que el secretario de Estado del Vaticano –again– apoya la exhumación de Franco. Es más, se utiliza parte de la misiva y se esconde el resto. No es que el Vaticano esté deseando que exhumen a Franco (al Vaticano le importa un pimiento Franco, pero no que destruyan un templo católico)

Y no ha pedido que se desentierre el cadáver de nadie.

Y ahora falta que el Tribunal Supremo lo permita y los benedictinos acepten que se saque un cadáver de la Iglesia… en la que lleva enterrado 43 años

Pero esta página explica el engaño mejor que yo. La mentira tiene las patas cortas, y conste que no es una alusión a la estatura de la vicepresidenta. Pero lo que no se puede hacer es ganar elecciones mediante una mentira y manipulando un cadáver. Más que nada, porque a los muertos conviene dejarles en paz y porque los vivos, señora Calvo Poyato, no deben mentir.