Un periodista argentino que había cubierto la información en Bolivia decenas de veces, aseguraba que el problema del país hispano eran dos: las dos Bolivias, la normal y la "encocada”.

Luis Arce, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) y el hombre de Evo Morales, ha ganado las elecciones en Bolivia. En un año, la presidenta Jeanine Áñez no ha conseguido convencer a la mayoría de los bolivianos de que el indigenismo, una tiranía como otra cualquiera, contra la que tanto combatieron los españoles, no presagia nada bueno.

Y en efecto, Arce reintroducirá el socialismo en Bolivia para gran alegría de Raúl Castro y Nicolás Maduro.

Al parecer, y me temo que esta es una corriente en toda Iberoamérica y que también avanza en otros lugares del mundo, la libertad cotiza a la baja.

El triunfo de un tirano como Evo Morales, marca la tónica del Siglo XXI: cedo mi dignidad a cambio de la mera subsistencia

El siglo XXI ha gritado “Viva las cadenas” en la confianza, siempre frustrada, de que las distintas formas derivadas del marxismo y de la concentración de la propiedad, me alimenten desde la cuna a la tumba.

Ni quiero ser libre, ni quiero mejorar: sólo quiero que me regalen la subsistencia sin esforzarme demasiado. A cambio, acepto las cadenas.

No sé cuánto tardará Evo Morales en regresar pero me temo que poco.