
Nissan ha anunciado otros 11.000 despidos, tras conocerse la reducción de ingresos y arrojar unas pérdidas de 4.080 millones de euros en su último año fiscal (abril de 2024 a marzo de 2025). Y pese a elevar despidos y los malos números, la cotización ha subido un 3%.
Todo esto supone una muestra más de la crisis mundial que vive el automóvil, la cual empezó por el coche eléctrico -por su caro precio, baja demanda, costosa fabricación y fuerte competencia de China- y se ha extendido al resto del sector. Una crisis que están notando otros grupos, como BMW, Volkswagen, General Motors, Stellantis, Mercedes-Benz, Renault y Ford, pero no Ferrari, y también está afectando a algunos fabricantes de componentes de automóviles (Gestamp y Antolin, entre ellos).
Tras los malos resultados del ejercicio, la reestructuración se endurece: eleva los despidos a cerca de 20.000, cerrará siete de sus 17 plantas y bajará la capacidad de producción un 40%
Nissan ya anunció 9.000 despidos (lo que representaba el 7% de la plantilla) hace casi dos meses, dentro de un plan de reestructuración que también recogía un recorte del 20% de la producción y cierre de plantas fuera de Japón. Un plan que lidera un nuevo presidente y CEO desde el 1 de abril: el mexicano Iván Espinosa relevó a MakotoUchida, quien llevaba al volante del grupo desde octubre de 2019 y fracasó en las negociaciones de fusión con Honda. Claro que tras los malos resultados del ejercicio, la reestructuración (denominada plan Re:Nissan) se ha endurecido: ha sumado hasta 11.000 despidos más, por lo que el ajuste total afectará a cerca de 20.000, que representan el 15% de la plantilla, hasta el año fiscal 2027; se cerrarán siete de sus 17 plantas, bajará la capacidad de producción un 40%, el doble de lo anunciado en un principio; cancelará la planta de baterías de fosfato de hierro y litio que iba a levantar en Kyushu; reducirá la complejidad de las piezas un 70% y el número de plataformas de 13 a 7. Aún no se sabe qué fabricas resultarán afectadas por los cierres, pero conviene recordar que en España fabrica componentes en Ávila y en Los Corrales de Buelna (Cantabria). Además, fortalecerá sus alianzas con otros grupos, como sus socios Renault y Mitsubishi, así como la colaboración que tiene con Honda en electrificación.
Un ajuste que es clave para “mejorar el rendimiento y crear un negocio más ágil y resiliente que se adapte rápidamente a los cambios del mercado”, ha explicado Espinosa. “Visto el desafiante 2024 y con unos costes variables al alza, ante un entorno incierto, debemos priorizar la mejora propia con mayor urgencia y velocidad, apuntando a una rentabilidad que dependa menos del volumen”, ha añadido el presidente y CEO de Nissan, en una línea similar al plan ‘Renaulution’ impulsado por Luca de Meo en Renault que prioriza el valor sobre el volumen. Y el objetivo de Nissan es volver a la rentabilidad en el año fiscal 2026.
Vayamos a los resultados del fabricante automovilístico japonés. Los ingresos se han reducido un 5%, a unos 75.865 millones de euros. En esto ha influido tanto el descenso de las ventas (3,298 millones de unidades, un 4,33% menos) por la fuerte competencia y las caídas en China y en EEUU, como el de la producción (3,05 millones de unidades, un 10,1% menos) que avanzó hace unas semanas.
La rentabilidad de Nissan cae por la fuerte depreciación de activos y los mayores costes: el beneficio operativo se desploma hasta los 424,68 millones; y pérdidas netas alcanzan los 4.080 millones
Por su parte, el beneficio operativo se ha desplomado casi un 500%, hasta unos 424,68 millones de euros; y el margen operativo ha caído del 4,5% al 0,6%. Y el resultado neto ha pasado de beneficio a unas pérdidas netas de unos 4.080 millones. En ambas magnitudes financieras se ha notado la fuerte depreciación de activos, así como los mayores costes. Muy lejos de las ganancias que obtuvo en el anterior ejercicio fiscal.