El 6 de enero de 2026 el Papa León clausurará el año jubilar de la esperanza que hemos celebrado desde la noche de Navidad de 2024.
Fue el Papa Francisco quien convocó a todos los miembros de la Iglesia a celebrar este jubileo ordinario por medio de la bula "La esperanza no defrauda", de 9 de mayo de 2024.
Francisco fue llamado a la Casa del Padre el 21 de abril de 2025, y su sucesor, el Papa León XIV fue elegido el 8 de mayo de 2025.
Con la celebración de este año jubilar nos hemos podido encontrar con el Señor Jesús, que es nuestra verdadera y única esperanza.
La Iglesia tiene la misión de anunciar siempre y en todas partes a Jesucristo y su buena noticia de salvación, ya que la Iglesia existe para evangelizar.
Miles y miles de personas han peregrinado hasta Roma para participar en los actos y celebraciones propias de este jubileo, y quienes no han podido peregrinar a Roma han participado en las celebraciones que cada diócesis ha organizado con motivo de este año santo.
Las personas que no han podido peregrinar físicamente a los templos jubilares se han beneficiado igualmente de la gracia del jubileo uniéndose espiritualmente a las celebraciones jubilares y ofreciendo sus sufrimientos, ya que el cristiano, unido a Cristo paciente, se configura con Él, que murió y resucitó por todos.
¡Ojalá el jubileo de la esperanza que hemos celebrado nos ayude a recuperar la confianza necesaria en los vínculos interpersonales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la dignidad de toda persona y en el respeto de la creación!
El próximo jubileo universal lo celebraremos en el 2033, Año Santo de la Redención.
Desde finales de octubre de 2025 hasta finales de octubre de 2026, en la diócesis de Valencia (España) estamos celebrando otro año jubilar, el Año Jubilar del Santo Cáliz - Cáliz de la Esperanza.
Mons. Enrique Benavent, arzobispo de Valencia, al convocar a todos los fieles a participar en este año eucarístico, nos invita a poner en el centro de nuestra vida cristiana el sacramento de la Eucaristía.
El Santo Cáliz que Jesús usó el jueves santo para celebrar la Última Cena con sus discípulos hace referencia a la Eucaristía, y más en concreto al derramamiento de su Sangre para la redención de todo el mundo.
La Eucaristía es el sacramento de la presencia real, verdadera y substancial de Cristo en medio de nosotros, de tal manera que cada vez que celebramos la Eucaristía renovamos el misterio de nuestra salvación.
Gracias a las palabras de la consagración, el pan se convierte en el Cuerpo de Cristo y el vino en su Sangre.
Poner la Eucaristía en el centro de nuestra vida personal, familiar, comunitaria y social es poner a Jesucristo en el centro.
Venerar el Santo Cáliz que se custodia en Valencia nos ayuda a llevar una vida auténticamente cristiana en comunión, participación y misión.
Este Santo Cáliz consta de dos piezas: una copa tallada a partir de una piedra de calcedonia, de 7 cm. de altura y 9'5 de diámetro, copa fechada en torno al siglo I.
Y un pie con asas que habría sido añadido posteriormente. Este pie consta de una columna central hexagonal con una tuerca redonda en el medio y terminada en dos pequeños platos, uno donde se apoya la copa superior y otro en la parte inferior que sostiene el pie.
La base tiene forma elíptica, es de calcedonia y contiene 28 pequeñas perlas, dos rubíes y dos esmeraldas, todo ello guarnecido en oro.
La copa llena de vino fue la usada por Jesús para instituir el sacramento de la Eucaristía, cuando dijo:
"Tomad y bebed todos de él porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna que se derrama para el perdón de los pecados"
Anteriormente ya había convertido el pan en su Cuerpo al decir: "Tomad y comed todos de él porque ésto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros"
Tras la Última Cena en el Cenáculo de Jerusalén, la copa fue guardada y utilizada por los Apóstoles para celebrar la Eucaristía.
De allí pasó a Antioquía, llevada por San Pedro.
Posteriormente fue trasladada a Roma, donde fue usada por los Papas hasta San Sixto II, asesinado en el año 258.
Al desatarse una cruenta persecución contra los cristianos, Sixto II confió la copa a su joven diácono San Lorenzo, natural de Huesca, el cual la envió a su patria para que nadie pudiera robarla o destruirla.
Recordemos que San Lorenzo fue martirizado y entregó su alma al Creador el 10 de agosto del 258 en Roma.
Al llegar la copa a Hispania, diversos lugares marcarían su ruta: Yesa, San Pedro de Siresa, San Adrián de Sásabe, San Pedro de la Sede Real de Bailo y la catedral de Jaca.
En el año 1071, Sancho I, obispo de Jaca, llevó la copa al monasterio de San Juan de la Peña. Posiblemente fue aquí donde a la copa se le añadió el pie con las asas y resto de decoración.
En el año 1399, el rey Martín I el Humano trasladó el Santo Cáliz al palacio de la Aljafería de Zaragoza.
El pergamino 136 del Archivo de la Corona de Aragón contiene el acta notarial original de la entrega del Cáliz al rey.
Tras la muerte del rey, todo su relicario pasó a ser propiedad de la reina viuda Margarita de Prades.
Esta se trasladó desde la corte de Zaragoza a Valencia, ciudad donde se traslada la corte de la Corona de Aragón hacia el año 1424.
En ese año, el rey Alfonso el Magnánimo trasladó todo su relicario a Valencia y las demás piezas se las solicitó a Margarita de Prades.
El Magnánimo depositó todas las piezas de su relicario en la capilla del palacio real de Valencia, como agradecimiento por la ayuda económica que los canónigos de la Seo de Valencia prestaron al rey en sus luchas mediterráneas.
En el año 1437, el Santo Cáliz fue entregado al Cabildo de la Catedral de Valencia en nombre del rey como prenda por un préstamo de 40.000 ducados de oro.
Desde entonces, la Catedral de Valencia ha sido la casa del Santo Cáliz.
Durante las guerras napoleónicas y durante la guerra civil española el Cáliz salió de la catedral valentina y se le buscó sitios más seguros.
Tras la guerra civil el Santo Cáliz fue devuelto a la catedral de Valencia.
Los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI usaron el Santo Cáliz en las Misas que presidieron durante sus visitas a Valencia.
En el año 2014, la Santa Sede concedió a la diócesis de Valencia el privilegio de celebrar, cada cinco años, un año santo eucarístico del Santo Cáliz.
El primero de estos años se celebró desde octubre de 2015 hasta octubre de 2016, y el segundo de estos años fue celebrado desde octubre de 2020 hasta octubre de 2021.
Por tanto, el actual es el tercer año santo jubilar del Santo Cáliz que se está celebrando en la diócesis de Valencia, hasta octubre de 2026.
El lema de este año es "Cáliz de Esperanza"
Nos alegramos de poder custodiar en la Catedral de Valencia el Santo Cáliz de la Cena del Señor, e invitamos a todo el mundo a peregrinar hasta Valencia para contemplar tan maravillosa reliquia.
No olvidemos lo más importante: el Cáliz hace referencia a la Sangre del Señor, al sacramento de la Eucaristía.
Y el mayor tesoro que Jesús nos legó es, sin duda, el sacramento de su presencia eucarística.
El Santo Cáliz nos remite directamente a la Eucaristía, alimento de los cristianos hasta que lleguemos a la patria definitiva.
(Cfr. Beltrán, Antonio: "El Santo Cáliz de la Catedral de Valencia", Valencia, 1984, 2ª edición)









