En el lío andamos.

Franco ha vuelto al Palacio de El Pardo... con todos los honores. Enhorabuena, Pedro Sánchez. Y hasta podría ocurrir que el gran beneficiario de tu ajuste de cuentas con un cadáver no fuera el PSOE sino VOX. ¡Grande eres, Peter!

Al presidente del Gobierno en funciones ya le llaman 'El Profanador', como aquel personaje maligno de El Hobbit. Y lo malo no es que se haya profanado un cadáver de 44 años de edad: lo malo es que se ha profanado una basílica católica para dar cumplimiento a una venganza cobardona.

Empecemos por el principio: entrevista, días atrás, con el líder de Vox en Antena 3 de TV: “¿Es usted franquista?”, pregunta Vicente Vallés. “No, evidentemente”, responde Santiago Abascal. Y luego explica que lo que no quiere es la vuelta de las dos Españas.

Para entendernos: muchos españoles no son franquistas pero no están dispuestos a cambiar la historia porque se trata de su propia historia. Lo que es tanto como decir: Sánchez ha hecho esto por razones electoralistas pero habrá que ver si su venganza sobre un cadáver beneficia al PSOE o a Vox.

Además, Francisco Franco ha vuelto al Palacio de El Pardo, un lugar mucho más lujoso que Cuelgamuros. Mejor le hubiera ido a Sánchez dejar en paz al cadáver o enterrarlo en la Almudena. En una capilla católica nunca hay enaltecimientos, sólo oraciones por el difunto. Pero a lo mejor Sánchez teme más a las plegarias que a los enaltecimientos.

Lo peor: el precedente de la profanación de una capilla católica ante el silencio de la jerarquía eclesiástica. ¿O es que se han olvidado los obispos que el siguiente objetivo son ellos?

Lo mejor: España se divierte mucho con el solemnísimo artificio del Gobierno, escenificado en la TV estatal: el buen humor de la ciudadanía pone a cada cual en su lugar.