Lean atentamente la "carta a la ciudadanía", publicada por Pedro Sánchez en la tarde de este miércoles, en la red social X. No tiene desperdicio. En ella, el presidente se hace la víctima ante los ataques y las mentiras de la derecha y la ultraderecha contra su esposa, Begoña Gómez, de la que él está "profundamente enamorado". No deja de ser curioso que Sánchez insista en la falsedad de las acusaciones y, al mismo tiempo, decida tomarse cinco días para reflexionar sobre si merece la pena seguir al frente del Gobierno. Por cierto, gran parte de los españoles están equivocados: Sánchez está en La Moncloa por vocación de servicio público, exclusivamente. "Nunca he tenido apego al cargo", afirma en la carta.

El lunes 29 saldremos de dudas, aunque ya hay quien asegura que todo esto no es más que otra maniobra para reforzarse en el poder y seguir en La Moncloa, con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina tras salvar los muebles en Vascongadas.

En cualquier caso, si dimite pierde todos los poderes, también el de convocar elecciones. Por eso, si lo hace, sería el jefe del Estado, el rey Felipe VI, quien convocaría nuevos comicios, como sucedió recientemente en Portugal, tras la dimisión del primer ministro, por corrupción. Otra opción es que Sánchez convoque elecciones y renuncie a ser el candidato. La tercera opción, la ya mencionada: que ni dimita ni convoque elecciones, sino todo lo contrario. El lunes 29 saldremos de dudas.

Por cierto, el hecho de que se haya acordonado la calle Génova, donde el PP tiene la sede, ha multiplicado aún más los rumores que se extienden por Madrid, incluido que la carta de Sánchez motive un 'autogolpe' por parte del presidente del Gobierno. Demasiadas menciones a la ultraderecha.