La 'orden' procede de EE.UU. y de la UE, ambos dos. Pedro Sánchez ya sabe que no puede ofrecerle ningún ministerio a Podemos. La razón es sencilla, en un país de la Unión Europea miembro de la OTAN, no puede haber ministros leninistas. En Washington no les gustan los comunistas y la UE afronta, tras las elecciones del 26 de mayo, una política común de seguridad, también en términos telemáticos. No se admiten fugas de información y Podemos es un candidato a protagonizar esas fugas. Que la UE puede haberse vuelto anticristiana, pero nunca ha dejado de ser antileninista. 

Inés Arrimadas está dispuesta a sacrificarse y sustituir a Albert Rivera en el liderazgo de Ciudadanos

De puertas adentro, esto fuerza a Sánchez a volver a la casilla primera: no le van a permitir un gobierno de coalición con Podemos, sí con Ciudadanos, ojo, hablamos del Gobierno de España, que no de las Comunidades Autónomas, o Ayuntamientos. Y tampoco hablamos del gobierno de "cooperación", que nadie sabe lo que es y a todo el mundo le entra la risa. La línea roja es la entrada de la formación de Pablo Iglesias en el Consejo de Ministros. 

Y eso, como digo, exige volver a plantearse la opción de Ciudadanos. Ahí han metido la pata, una vez más, dos franceses: Enmanuel Macron y Manuel Valls. Han humillado de tal forma a Rivera, que este se ha revuelto. Por tanto, si se pretende un pacto PSOE-Ciudadanos, habrá que forzar el cambio de líder en la formación centrista. Inés Arrimadas estaría dispuesta a sacrificarse por la patria. Por de pronto, ha aprovechado la arremetida de Manuel Valls para erigirse en líder de Ciudadanos y para golpear a Valls: le ha acusado de llevar a la alcaldía de Barcelona a la "persona más sectaria de España", una tal Ada Colau