• Mark Carney se sacude los escándalos de los últimos años apelando a la ética y reforzando los controles contra los abusos en los mercados.
  • Y reconoce que han proliferado todo tipo de comportamientos, no detectados a tiempo por los reguladores, y que a veces se han convertido en norma.
  • Redefine las responsabilidades de los altos cargos, endurece las sanciones y penas de prisión y los fraudulentos quedarán 'marcados'.
El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney (en la imagen), ha aprovechado su discurso anual en la City, el centro financiero de Londres, para decir algo atronador: "La era de la irresponsabilidad financiera ha terminado". El vídeo con la intervención no tiene desperdicio, teniendo en cuenta el perfil del auditorio, en el que estaban, además del ministro de Economía, George Osborne, la flor y nata de los banqueros y financieros británicos. El foco de Carney apuntaba a lo que tantas veces durante estos años se ha denunciado y no corregido: los excesos de un capitalismo financiero sin escrúpulos y con menos ética que una lagartija. Está claro que el gobernador se hacía eco de los escándalos recientes y menos recientes en su propio suelo patrio y fuera. En su suelo tiene nombre de grandes bancos (HSBC, Royal Bank, Deutsche Bank, Citi… ) y por numerosas prácticas irregulares: evasión de capitales, manipulación de índices, perturbaciones en los mercados de divisas o de materias primas… La estela que ha dejado la corrupción bancaria afecta también, cómo no, a la reputación de las grandes corporaciones, pero también al propio país. Sólo en el caso del HSBC, protagonista del último escándalo, baste recordar que uno de sus presidentes fue Stephen Green, ministro de Cameron, y que el nuevo Ceo, el limpio Stuart Gulliver, tiene una cuenta en Suiza de 6,7 millones. En línea con todo lo anterior, está claro, que durante estos años han proliferado -lo ha confirmado el propio Carney- todo tipo de comportamientos irregulares, que no fueron detectados a tiempo por los reguladores y, en ocasiones, se han convertido en norma. Mal asunto, aunque obvio: la crisis financista ha derivado en una crisis económica permanente. El interés está en que lo reconozca uno de los gobernadores de un banco central, lo que hace corresponsables de la situación al resto de los bancos centrales. "Muchos actores, demasiados, no se han sentido responsables del funcionamiento del sistema ni del impacto de sus propias acciones, que van mucho más allá de sus límites físicos y de los de la City, cuya influencia va mucho más allá" (sic). Pero hay que decirlo todo, Gran Bretaña no se ha caracterizado precisamente por la inspección y la vigilancia. Al contrario. Ya conocen el dicho que funciona en la City: "Yo soy un caballero honrado, no se hacen preguntas". Carnet ha explicado que el Banco de Inglaterra adopta una serie de medidas para conseguir un funcionamiento más responsable de los mercados financieros. "Todos los altos cargos tendrán responsabilidades bien definidas y tengan que responder de la formación, certificación y vigilancia de los riesgos materiales bajo su supervisión", ha asegurado. Cosas concretas: el papel de los reguladores se extenderá a todos los ámbitos del mercado, todos los actores deberán conocer las normas, se actualizarán las sanciones criminales, con mayores penas de prisión para los abusos, y si un directivo, por ejemplo, es despedido, los potenciales interesados en su contratación tendrán acceso a su currículum e historial. Se trata de evitar sustos. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com