Aún no llegamos a lo de Filipinas, donde el presidente-matón, Rodrigo Duterte, ha ordenado “disparar a matar” al que se salte el confinamiento, pero cuidado con dar ideas…

Pedro Sánchez ha fracasado en su primer gran reto como líder: el coronavirus. Pero quizás aún más grave que la pandemia, al menos para la paz en España, es que tanto él como su socio, Pablo Iglesias –un comunista en el Gobierno de España-, hayan renunciado, ni un ápice, a su sectarismo cristófobo.

Así, la mejor descripción de la política informativa del Gobierno Sánchez ante el coronavirus se explica en una sola meme de Internet, la que publicamos ayer en Hispanidad: “Tenemos todo bajo control”.

En paralelo, el confinamiento forzoso provoca la pérdida de 834.000 empleos, mientras se disparan el paro y los ertes

El fracaso de Sánchez se envuelve a una grandiosa mentira, ya no pudo ocultarse el Jueves 2 de abril, decimoséptimo día de confinamiento forzoso, con nuevas cifras récord en la materia que el doctor Fernando Simón y su mariachi intenta vender como un éxito: 950 muertos en un día, con un balance que supera en 100.000 contagiados y en 10.000 los fallecidos.  

Todo menos reconocer que el confinamiento ha sido un fracaso. Y lo peor: una proyección del sector financiero, a la que tenido acceso Hispanidad, prevé que el pico no se cierre hasta el 18 de mayo y que eso provoque más de 400.000 infectados y 43.000 muertos.

China nos sigue tomando el pelo. Subasta aprecio de oro el material que ya tenía preparado. Los test chinos no son fiables mientras Sanidad pone pegas a los fabricantes españoles

Más sectarismo: el Gobierno insiste en que la Curva cede y en que el arresto domiciliario que decretó está teniendo efectos pero lo que es seguro es que ese confinamiento ha provocado ya una crisis económica que amenaza convertirse en recesión duradera. Ya saben la diferencia entre crisis y recesión: crisis es cuando tu vecino ha perdido el empleo, recesión es cuando lo has perdido tú: 834.000 puestos de trabajo perdidos en un mes y un paro en ascenso creciente. Y eso sin ertes (600.000 que podrían alcanzar los 2 millones de asalariados), todo ello explicado por la ministra podemita de Trabajo, Yolanda Díaz, con sonrisa nerviosa y, al igual eu s coelga como sus colegas Salvador Illa y Alberto Garzón, lenguaje cantinflesco ue sólo oculta su ignorancia disfrazada de pedantería: los ertes “no son parados”. ¡Toma ya!

Y a todo esto: ¿y si el confinamiento hubiese fracasado? Además, de provocar –esto es seguro- una recesión económica

Fracaso del confinamiento para detener al coronavirus y, encima, conversión de España en una prisión, lo que nos ha condenado a una crisis económica. Y, por si faltara algo para el desastre de Pedro y Pablo, de Sánchez e Iglesias, el jueves negro nos traía la confirmación de que China nos sigue tomando el pelo. Subasta a precio de oro el material que ya tenía preparado y hay que pagar, cosa insólita en el comercio internacional, por adelantado. Pues bien, se confirmó el jueves que los test chinos no son fiables. Mientras, Sanidad, otra ves el Gobierno, pone pegas a los fabricantes españoles de respiradores, la pieza clave contra el Covid.

Un desastre que Sánchez conjura escondido –casi mejor, so riesgo de que nos endilgue otro de sus discursos por la unidad, compatibles con el mantenimiento de un elevado nivel de sectarismo. Unidad pero bajo mi mando, con el sesgo ideológico del “nosotros y nosotras” y con un Pablo Iglesias que se encuentra en su salsa en el reparto de la miseria con el dinero de los demás. Porque lo del sectarismo del dúo Picapiedra, de Pedro y de Pablo, es un sectarismo cristófobo, empeñado en terminar con la cosmovisión cristiana de la existencia, que constituye la clave de bóveda de la civilización occidental.

Pedro Sánchez ha fracasado frente al coronavirus... y lo estamos pagando todos los españoles.