Decíamos ayer que, durante la histórica -por peligrosa, que ahora todo es histórico- rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del 29 de marzo, la ministra de Trabajo, la podemita Yolanda Díaz, espléndidamente peinada para la ocasión (desconozco cómo transgredió la norma de peluquerías cerradas) lanzó la primera amenaza de tinte leninista contra quien ose contradecir al Gobierno.

Digo de tinte leninista porque el comunismo tiene por norma asegurar, primero, que se le está golpeando y, una vez que ya tiene la excusa, golpear.

Yolanda Díaz inauguró la estafa y ahora el vicepresidente afirma que “toda la riqueza del país debe estar subordinado al interés general

Aseguró la ministra de trabajo que “no admitiremos presiones” contra el “interés general”. Es decir, que pobre del que se atreva a oponerse al Gobierno.

De hecho, cuando un periodista preguntó a la ministra Díaz de quién había recibido esas amenazas, la ministra no respondió. Naturalmente, es que nadie le ha amenazado, antes al contrario, un pueblo sumiso obedece sin rechistar el arresto domiciliario decretado por este Gobierno y toda la oposición aplaude las medidas.

Horas más tarde, en un tuit, su jefe de filas podemita, el vicepresidente aseguraba Pablo Iglesias daba un paso más al asegurar que “toda la riqueza del país debe estar subordinada al interés general”.

Iglesias, como Díaz, vuelen a insistir en que no tolerará amenazas… cuando no ha recibido ninguna

O sea que el Gobierno Sánchez impone el reparto de la miseria, una noción muy soviética: primer le arrebatamos su propiedad -la propiedad privada- a familias y empresas y luego repartimos esa riqueza, naturalmente empezando por nosotros.

Pero esto es lo de menos: aunque el reparto sea equitativo, el comunismo siempre se olvida de que, para poder repartir riqueza, primero hay que crearla. Y la crean las familias y las empresas, lo privado. Lo público no sabe crear riqueza.

En cualquier caso, el comunista Iglesias ha impuesto en el Gobierno Sánchez el peligroso concepto del ‘interés general’. Cuando hablábamos de bien común nos entendíamos mejor pero es cierto que la Constitución spañola habla de interés general.

Seguramente, los padres de la Constitución no estaban pensando en un vicepresidente comunista entre cuyas gloriosas ideas esta la usurpación en caso de emergencia -¿acaso no vivimos una emergencia sanitaria?- de los depósitos bancarios de las familias.

Todas las riquezas del país a disposición del Gobierno, ¿abarca también a las cuentas bancarias de los españoles?

Y será él, naturalmente, quien decida en qué consiste ese interés general, en cada momento.

La ministra Yolanda Díaz inauguró la estafa y ahora el vicepresidente afirma que toda la riqueza del país debe estar subordinada al interés general. ¿Tan difícil es concluir a dónde nos conduce el proceso iniciado? Sobre todo cuando Iglesias opera ante un boxeador sonado, como ahora es el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

E Iglesias, como Díaz, vuelve a insistir en que no tolerará amenazas… cuando, insisto, no ha recibido ninguna, pero necesita una coartada para silenciar al discrepante y paralizar al opositor porque han amenazado al Gobierno democrático que lucha por el interés general.

Verdaderamente siniestro: Con un inane acobardado por el coronavirus, como Sánchez y un bolivariano como Iglesias, que no da puntada sin hilo en su deriva totalitaria caminamos, por procedimientos democráticos, hacia la dictadura y con ella hacia la conculcación de libertades y hacia el reparto de la miseria… desde el chalet de Galapagar.

Por cierto, toda la riqueza del país a disposición del Gobierno, ¿abarca también a las cuentas bancarias de los españoles?