Esta es la carta que el presidente del Banco Popular, Emlio Saracho, llegado a la entidad para venderla a bajo precio al Santander (al final, consiguió que se lo regalasen) envió a la entonces directora general de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE), Danielle Nouy. Para entendernos, el presidente de un banco advierte, a su inspector, que su entidad está en peligro de quiebra por falta de liquidez. La cosa tiene su enjundia por dos razones: ningún banco cae por falta de liquidez en la era de los bancos centrales, sino por falta de solvencia, y el Banco Popular era totalmente solvente. En segundo lugar, fue el mismisimo presidente del Popular, Emilio Saracho, quien defendió tal mentira y quien solicitó la intervenciòn del supervisor y el posterior regalo, por un euro, del Popular al Santander. 

La carta, es la que propicia la intervención nocturna del Banco Popular y revela que había dolo en la operación, entre la quinta columna introducida en el Popular, su propio presidente, el regulador BCE, al que le daban la oportunidad de demostrar su poderío sobre la banca europea y la pasividad timorata del Gobierno español de Mariano Rajoy, cuyo ministro de Economía, Luis de Guindos, se convertiría en vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). Primero lean la carta, luego la explicamos.

Danielle Nouy

Banco Central Europeo

60640 Frankfurt am Main Alemania

 

"Estimada señora, nos referimos a las conversaciones y correspondencia de las últimas semanas entre Banco Popular Español, S.A, un banco español con domicilio corporativo en Madrid, Calle Velázquez, 34, registrado en el Banco de España con el número de entidad 0075, y el Banco Central Europeo. En particular, nos referimos a la notificación dada al Banco Central Europeo de conformidad con el artículo 414 del Reglamento (UE) 575/2013 con respecto al incumplimiento del requisito mínimo de ratio de cobertura de liquidez y a nuestro plan para la restauración oportuna de ese requisito, y a nuestras interacciones posteriores. De conformidad con los artículos 21.4 de la Ley española 11/2015 y 45 y 48 del Reglamento Delegado de la Comisión (UE) 2016/1075, Banco Popular Español, S.A. notifica por la presente que su junta directiva ha evaluado que es probable que la institución fracase. Adjunto a esta carta encontrará una copia de la resolución escrita de la junta directiva que confirma la evaluación de que es probable que el Banco Popular falle, así como una presentación que contiene la información y los análisis que la junta directiva ha tenido en cuenta al realizar dicha evaluación. Personalmente, sigo disponible en caso de que necesite más información sobre cualquier tema. 

Sinceramente,

Emilio Saracho" 

Carta Popular ok

 

Ahora volvamos al presente, siete años después. Una vez más, en la Junta de Accionistas del Santander, celebrada el 22 de marzo de 2024, su presidenta, Ana Botín, aseguró, a preguntas de un antiguo accionista del Popular, que fue el propio Consejo del Banco Popular quien pidió la liquidación del banco. 

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Y tiene razones para decirlo, aunque no tenga razón. En efecto, tras la presión del bufete Uría y Menéndez -el bufete del Santander, qué casualidad- a un Consejo del Popu convocado por Emilio Saracho, qué casualidad, se les dijo a los consejeros del Santander que si aprobaban la liquidación de la entidad, que ya tenía concedida una línea de liquidez que Saracho no quiso utilizar, no tendrían responsabilidad jurídica. Naturalmente que la tuvieron y en causa penal.

Es decir, oficialmente, el Popular fue intervenido por falta de liquidez, algo que, para cualquiera que sepa un poco de bancos, ya desde la crisis de 2018, resulta un increíble-imposible, que diría un castizo. Un banco siempre, y mucho más en la era de los bancos centrales, siempre cae por falta de solvencia, no por falta de liquidez. Así, apunten las siguientes consideraciones: 

¿Cómo es posible hundir un banco que cumple con los requerimientos de capital? Saracho optó por asustar a accionistas y depositantes para provocar una desbandada de liquidez y quebrar el Banco por su incapacidad para hacer frente a las retiradas de fondos.

Ahora bien, como  resulta que el BCE-BdE le otorgó 9,500 millones el día 5 y abortó su plan, Saracho opta por no aportar garantías y anular esa línea de liquidez y dirigir el banco hacia los arrecifes. Al momento, le dice al BCE (ver Carta a Nouy) que el Consejo, al que ha convencido con la interesada asesoría de Uría, cree que el Banco no puede cumplir sus compromisos de atender las disposiciones de fondos (fail)... que él mismo ha provocado.

Es decir, repitámos de otro modo la cronología de los hechos. Saracho le dice el 6 de junio de 2017 a Danielle Nouy que el Banco podría quebrar por un problema de liquidez... después de decirle a los consejeros el 18 de mayo que no habría que pedir una línea de liquidez de emergencia nunca. Ojo, forzado por los hehcos que él mismo ha generado, solicita a última hora, el día 3 de junio la famosa línea de liquidez. El BCE a través del BdE le concede 9.500 millones de euros de línea de liquidez, prueba evidente de la solvencia del banco. No lo dice Hispanidad. Así lo declaró el entonces gobernador del Banco de España, Luis María Linde, que siempre se opuso a la intervención.

A pesar de esus intentos, Emilio Saracho dispone de 3.000 millones de euros, dos días antes de la intervención, el 5 de junio. No le importa, un día después declara la inviabilidad porque dice que el Banco puede fallar por un problema... ¡de liquidez!... sin haber dispuesto aún del dinero que el BCE puso a su disposición. Total, la JUR dice: a bodas me convidan. Con estos tontos españoles voy a demostrar a toda Europa que puedo intervenir un banco cuando me venga en gana y encima no me va a costar un duro porque se lo voy adjudicar a otro banco español... por un euro.

Saracho se había salido con la suya. Por su parte, cobró 4,5 millones de euros por cuatro meses de trabajo. De trabajo de dinamitador, se entiende. Y ahora, el juez José Luis Calama, que instruye el proceso penal, le lbera de todos los cargos e imputa al anterior consejo, que, según los peritos del propio juez dejaron un banco solvente, con un patrimonio de 11.000 millones de euros, mientras sus propietarios, los accionistas, perdieron hasta la camisa. Curioso.

La verdad es que, a la postre, al BCE, como también hemos repetido en Hispanidad, no le ha servido de mucho la intevención del Popular. Intentaron repetir la hazaña en otros países como Italia y el gobierno de Roma les mandó a paseo: les dijo que de sus bancos se encargaban ellos.