Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear (asociación que agrupa a la industria nuclear española), aún tiene esperanza sobre el futuro de esta energía, pese al calendario de cierres en el que insiste la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera. “No damos por perdida la central de Almaraz, la mayor empresa de Extremadura”, ha señalado en la rueda de prensa donde se han dado a conocer los resultados definitivos de las nucleares españolas correspondientes a 2023, en una línea similar a la de los provisionales anunciados hace tres meses.

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Araluce tiene cierta predilección por la central extremeña, que se compone de dos reactores -ambos propiedad de Iberdrola (53%), Endesa (36%) y Naturgy (11%)-, y es normal, pues no sólo fue quien la puso en marcha, sino que trabajó allí durante 21 años: primero como jefe de operación, después de producción y más tarde, de director entre 1988 y 2022. Se trata de la central que más energía ha aportado al sistema eléctrico nacional en 2023, en concreto 16.928 GWh brutos, que suponen el 7% de la luz consumida en España, según refirió su director, Rafael Campos, a principios de este mes.

La decisión sobre Almaraz se tendría que tomar “a finales de este año o principios de 2025 para que el cierre pudiera ser reversible”, según Araluce

Los cierres de los dos reactores de Almaraz están previstos para el 1 de noviembre de 2027 y el 31 de octubre de 2028, respectivamente, si no se altera el calendario previsto. Desde Foro Nuclear, no la dan por perdida, pese a que la semana pasada José Bogas, CEO de Endesa, insistió en que se alargue la vida de las nucleares y apuntó que para Almaraz no hay tiempo. Y es que algo queda, porque la decisión se tendría que tomar “a finales de este año o principios de 2025 para que el cierre pudiera ser reversible”, según Araluce, y además el “punto de no retorno” está fijado en el primer trimestre del año que viene, como ya refirió Campos.

Producción y potencia según fuentes en 2023

El presidente de Foro Nuclear ha subrayado que se les puede tachar de aburridos porque su producción es más o menos similar cada año: 54.276,12 GWh netos en 2023, lo que supone el 20,34% del total y el equivalente al consumo de 15 millones de hogares, y representa el 27,46% de la electricidad libre de emisiones. Así se situó en segunda posición, tras la eólica (23,46%), y sumó 12 años consecutivos produciendo más del 20% de la electricidad en España. Eso sí, es mucho más loable que lo haya hecho con sólo 7.117 megavatios (MW), es decir, con sólo el 5,69% de la potencia instalada; y que haya funcionado 7.626 horas (el 87,06% del total), muchísimas más que la eólica (2.040 horas) y la fotovoltaica (1.515 horas). Todo esto refleja que “para producir lo mismo que la nuclear hay que tener más de cuatro veces de potencia eólica y algo más fotovoltaica”, ha explicado Araluce. De hecho, la eólica, con una potencia de 30.760 MW (24,57% del total), “ha producido sólo un poco más que la nuclear” (el 23,46% frente al 20,34%); y la fotovoltaica, con una potencia de 27.430 MW, “necesitaría aún mucho más para igualar a la nuclear”, pues ha generado el 13,99% de la electricidad.

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Como en más de una ocasión se ha señalado en Hispanidad, se necesitarán casi 30.000 MW de eólica o bien más de 40.000 MW de fotovoltaica para sustituir la nuclear, pero Araluce ha subrayado que “no son sustituibles unas por otras” porque las primeras funcionan muchas menos horas y tendrían que producir mucha energía, además se generaría sobreproducción unas horas y faltaría producción otras, y es ahí donde entraría el almacenamiento, pero va retrasadísimo, tanto en baterías como en centrales hidráulicas reversible. Asimismo, ha advertido que la demanda no está aumentado no sólo por la cuestión de la eficiencia energética sino por un menor consumo industrial y el retraso de la electromovilidad. Ante este panorama, cree que “se necesita una energía estable a medio y largo plazo, una potencia firme que produce sin sobresaltos y en plena transición energética es deseable que no emita CO2, que tenga un precio competitivo y nos dé autonomía energética”. Es más, “independientemente de ideologías, con datos, la energía que tiene todas esas cualidades es la nuclear”, ha remarcado.

Recuerda que en España la nuclear “está muy penalizada por los impuestos”: 17-18 euros son impuestos nacionales, autonómicos, locales y tasas (incluidas la de prestación del servicio de la Guardia Civil y la de los servicios prestados por el Consejo de Seguridad Nuclear), y luego se suma la famosa tasa Enresa (8 euros) que Ribera quiere subir sí o sí

Sin embargo, en España “está muy penalizada por los impuestos”, pero podría ser más barata, si estos bajaran, como ya refirió Araluce en su entrevista con Hispanidad. De hecho, actualmente, ya paga 25 euros/MWh, lo que supone el 35-40% de sus ingresos totales: de estos, 17-18 euros son impuestos nacionales, autonómicos, locales y tasas (incluidas la de prestación del servicio de la Guardia Civil y la de los servicios prestados por el Consejo de Seguridad Nuclear), suponiendo “una barrera para la competitividad”, y luego se suma la famosa tasa Enresa (8 euros) que Ribera quiere subir sí o sí (pasando de 7,98 euros/MWh a 10,32). Respecto a los residuos radioactivos, Araluce ha subrayado que “somos prácticamente el único sector que cumple el axioma ese de que el que contamina paga”, pues los 450 millones de euros anuales que hasta ahora pagan en Tasa Enresa van al fondo Enresa, destinado a pagar el desmantelamiento de todas las centrales y todos sus residuos. Además, entre los muchos y redundantes impuestos de la energía nuclear en nuestro país, hay uno sobre la producción de combustible nuclear gastado (unos 5 euros/MWh, que suponen unos 270 millones... y van a contribuir a reducir el elevado déficit de tarifa que crearon las generosísimas primas a las renovables de Zapatero) y hay otro impuesto sobre instalaciones que inciden en el medio ambiente por ejemplo en Extremadura y en Cataluña (unos 80 millones.... que se destinan a financiación autonómica). 

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Respecto al acuerdo entre el Gobierno y las propietarias de las centrales nucleares (Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP) firmado en 2019, Araluce ha referido que se acordaron “más años de funcionamiento y el cierre de la primera en 2027”, pero desde entonces varias cosas han cambiado el panorama: la pandemia, la guerra de Ucrania y que se van agravando conflictos en otras zonas que ponen al mundo en estrés energético. En su opinión, “Europa ha tomado cartas en el asunto”, pues la mayoría de los países que tenían nuclear la están prorrogando y construirán nuevas centrales, y los países que no tenían harán centrales, salvo Alemania, Luxemburgo, Austria y España (por ahora). De hecho, nuestro país es el único que no ha trastocado su plan, el cual Bogas ve imposible de cumplir y mucho menos si se cierran las nucleares, a pesar de que en la última Cumbre del Clima (la COP28) 24 países acordaran triplicar su potencia nuclear para 2050. “Queremos que continúen las nucleares y es absolutamente necesario para el sistema”, ha señalado el presidente de Foro Nuclear, y además se trata de una energía que “no está en competencia con las renovables, sino que con estas forma un mix adecuado para el sistema” y “estamos en una marea nuclear que está inundando todo el mundo”.

Estamos en una marea nuclear que está inundando todo el mundo”

Al hilo de todo esto no hay que olvidar que la industria nuclear española está capacitada y a la vanguardia tecnológica, cuenta con prestigio internacional y está presente en más de 40 países. Asimismo, se invierten unos 200 millones anuales solo en mantener al día los siete reactores operativos de nuestro país, por lo que “no es verdad que las centrales estén amortizadas”, pero “hay que asegurar su competitividad”, algo que pasar por replantear su cierre, así como revisar y reducir su elevada carga fiscal que alcanza los 900-1.000 millones anuales. Claro que la petición formal de reducción fiscal corresponde que las hagan las propietarias de las centrales, no Foro Nuclear, que sí presentó alegaciones contra el proyecto decreto ley que quería subir la tasa Enresa un 40% y hará lo mismo con el nuevo que propone un incremento del 30%. Además, ha recurrido ante la Sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo el séptimo Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR) que eleva su coste en 2.000 millnes sobre lo pactado con los titulares de las centrales.