El Gobierno francés legislará para sancionar a los participantes en manifestaciones que no hayan sido comunicadas previamente y para castigar con mayor dureza a quienes participen en disturbios o enfrentamientos violentos, recoge El Siglo de Torreón.

El primer ministro francés, Édouard Philippe, explicó en una entrevista a la cadena de televisión TF1 que el Ejecutivo "ha constatado que los métodos (de los agitadores) han cambiado", así que las autoridades deberán también variar su respuesta.

Para ello, el próximo sábado, para cuando está convocada la novena jornada de manifestaciones de los "chalecos amarillos", habrá una "movilización considerable" de fuerzas de seguridad, según Philippe, quien adelantó que se practicarán "más detenciones".

La cifra total de agentes disponibles el sábado será de 80.000, 5.000 de ellos en París

Tras revelar que la cifra total de agentes disponibles el sábado será de 80.000, 5.000 de ellos en París, reclamó que la respuesta policial sea "más móvil", para lo que se invertirá también en nuevo material.

El Gobierno, recalcó, "debe preservar la libertad de manifestarse", por lo que es favorable a sancionar a aquellos que organicen o participen en protestas no comunicadas previamente.

Al igual que ya se hizo con los hinchas radicales en los estadios de fútbol, se creará un "dispositivo" que identifique y clasifique a los agitadores para impedir de esa forma su acceso a las manifestaciones, señaló.

Di Maio fue quien más se explayó sobre estas protestas en el país vecino y, en un artículo en su blog, animó a los "chalecos amarillos" a "no rendirse" pues "una nueva Europa está naciendo"

Lo curioso es que los dos vicepresidentes del Gobierno de Italia, Luigi Di Maio y Matteo Salvini, líderes del antisistema Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y la ultraderechista Liga, respectivamente, expresaron ayer su apoyo a los "chalecos amarillos" de Francia.

Di Maio fue quien más se explayó sobre estas protestas en el país vecino y, en un artículo en su blog, animó a los "chalecos amarillos" a "no rendirse" pues "una nueva Europa está naciendo".

"Tanto en Francia como en Italia la política se ha vuelto sorda a las exigencias de los ciudadanos, excluidos de las decisiones más importantes que afectan al pueblo. El grito que se eleva fuerte de las calles francesas es, en definitiva, dejadnos participar", dijo.