En Cepsa, las aguas andan algo inquietas tras el anuncio de que el fondo Carlyle entrará en el accionariado, pasando a ser dueño de entre el 30% y el 40% de la petrolera. Un movimiento que podría acercar la jubilación de Pedro Miró, vicepresidente y CEO, y de hecho, ya hay dos candidatos que se postulan para sustituirle: Juan Vera, director general de Operaciones, y Álvaro Badiola, director financiero.

Vera es un ingeniero de minas que conoce muy bien Cepsa, donde trabaja desde 1991 y ha desempeñado varios cargos, pasando por las áreas de Trading (comercial), Upstream (exploración y producción), Estrategia Corporativa y finalmente, Operaciones. Además, fue director general de Medgaz entre 2006 y 2012.

Vera es un ingeniero de minas que entró en Cepsa en 1991 y Badiola, un gestor empresarial que lleva en la petrolera desde julio de 2012, procedente de Telefónica

Por su parte, Badiola lleva en la petrolera desde julio de 2012, cuando se incorporó como director financiero, cargo que actualmente sigue ejerciendo. Es un gestor empresarial que antes de llegar a Cepsa, trabajó en Telefónica (en distintos puestos), en la dirección financiera de Argentaria y también tras la fusión que dio lugar al BBVA, y en la auditora Arthur Andersen & Co. Se lleva bien con los dueños de la petrolera, aunque tenía mejor relación con IPIC que con Mubadala, antes de que ambos se fusionaran en enero de 2017.

Por lo tanto, si Cepsa se decanta por Vera, tiene continuidad porque la conoce muy bien, pero si opta por Badiola, mucho más financiero y amigo de los abudabíes, se va hacia el troceo.

El fondo Carlyle podría optar por impulsar dividendos extraordinarios o bien la venta de activos para poder pagarlos, como hizo, y hace, Enel en Endesa 

Claro que tampoco hay que olvidar a Carlyle. Cepsa ha logrado la misma valoración que cuando planeaba salir a bolsa, pero en lugar de deshacerse de un 25%, lo hará de una porción mayor (entre el 30% y el 40%). Ya se sabe que a los fondos les gusta más el parqué, porque pueden hacer muchos movimientos, pero como dicho plan se frustró, es probable que opte por impulsar dividendos extraordinarios (a repartirse solo entre dos -Mubadala y Carlyle-) o bien por la venta de activos para pagar estos dividendos extraordinarios (el modelo practicado por Enel en Endesa). Respecto a la venta de activos, habría varias opciones:

  1. El negocio de exploración, la última opción por la que optaría una petrolera.
  2. El área química, que va muy bien y es muy rentable. De hecho, es líder mundial en la producción de alquilbenceno lineal (LAB), componente clave en la fabricación de detergentes biodegradables, y es el segundo mayor productor de fenol y acetona.
  3. Las refinerías, concretamente las de Gibraltar-San Roque (Cádiz) y La Rábida (Huelva).
  4. La red de gasolineras, la enseña de la compañía, pero que va mal.

En resumen, en Cepsa hay serio peligro de troceo: se ha optado por la venta a un fondo, no por la salida a bolsa. Eso significa que Carlyle exigirá enajenaciones y/o dividendos extraordinarios. Al tiempo.