A esto se le llama rendirse. Lo ha dicho Antonio Garrigues, en La Vanguardia, asustado, y es para estarlo, ante el progresivo envejecimiento de la población española. Proponer sustituir a los hijos que no tuvimos por los hijo de los inmigrantes, que se conforman con menos. Sustituir a nuestros hijos por los hijos de los demás, para que sean los hijos de los inmigrantes quienes nos paguen las pensiones.

Es lo que se llama rendirse ante los problemas sin lucha. Mejor sería favorecer la natalidad española, por ejemplo con un salario maternal. Porque a los inmigrantes hay que abrirles las puertas de España para ayudarles, no para que nos ayuden a nosotros.

Y además, porque, incluso con criterios exclusivamente económicos, el peso de las pensiones en la envejecida España no puede ser solventado por unos inmigrantes que, durante sus primeros años en nuestro país, no van a disponer de salarios elevados para poder financiar las pensiones de prejubilados y jubilados.

Pero, en cualquier caso, lo de Garrigues, y los de otros muchos, se llama rendirse sin lucha. Bueno, es la rendición de Garrigues… y de otros muchos. No me gusta. Entre otras cosas, porque supone una triste utilización de la inmigración.